"Hemos colgado estas imágenes por las ceremonias que marcan el final del duelo", indicó un responsable de la organización terrorista Hezbollah, la facción más radical del Hashd al Shaabi.
Esta poderosa coalición de paramilitares proiraní, de la que Al Muhandis era oficialmente el número dos pero el verdadero líder de facto, anunció conmemoraciones oficiales y populares para el martes en Bagdad, en especial en la altamente protegida Zona Verde de Bagdad, donde se ubica la embajada estadounidense.
A finales de diciembre, miles de proiraníes irrumpieron en esta cancillería y la asediaron durante más de 24 horas, forzando la construcción del muro en el recinto.
A su vez, la embajada de Estados Unidos emitió un aviso a sus ciudadanos con motivo de las conmemoraciones.
Uno de los líderes del Hashd, Qais al Jazali, indicó el domingo que el grupo había decidido "aplazar la respuesta militar para dar una oportunidad al trabajo político", en lo que pareció una señal de apaciguamiento.
El bloque parlamentario del Hashd, el segundo de la Asamblea, continua pidiendo la expulsión de las tropas extranjeras estacionadas en Irak dentro de la coalición internacional.
La muerte de Soleimani y de Muhandis provocó un incremento de las tensiones entre los dos grandes aliados de Bagdad, que hizo temer un conflicto abierto en territorio iraquí.
Igualmente reavivó el sentimiento antiestadounidense en el país, y el Parlamento votó para que el gobierno expulse a los 5.200 soldados estadounidenses desplegados en Irak.