La captura y ejecución de Cohen constituye hasta hoy una herida abierta en el Mosad. En el informe se manifiesta la esperanza de que “logremos traer sus restos para ser sepultados en Israel”.
Las autoridades sirias, conscientes de la sensibilidad israelí por el tema de los cuerpos de los soldados, tomaron medidas estrictas para ocultarlo. El jefe del Mosad en la década pasada, Meir Dagán, me contó que en el año 2004 presentó ante el Primer Ministro de entonces, Ariel Sharon, un programa para intentar localizar el cuerpo de Cohen en Damasco. “Consideré que tenemos un deber histórico de gran significación y es importante traer al audaz combatiente a una sepultura en Israel”. Si se hubiera logrado localizar el lugar de sepultura, Sharon, según Dagán, consideraba incluso el envío de una operación militar para rescatarlo.
Pero ese plan y otras muchas operaciones desde entonces y hasta hoy, en las que se invirtieron enormes sumas y algunas implicaron un riesgo de vida, no pudieron descubrir el cuerpo. Se supo que, para confundir a Israel, los restos de Cohen fueron sacados del Cementerio judío de Damasco donde había sido enterrado, y trasladados una o más veces a otros lugares. Hay factores en la Inteligencia israelí que hasta llegaron a la conclusión que “la Inteligencia siria no sabe dónde está sepultado el espía israelí Eli Cohen. De tantos esfuerzos por esconder la tumba por temor a que el cuerpo sea secuestrado por el Mosad, los mismos sirios ya no saben dónde lo ocultaron”.
Hace unos dos años, dispuso el jefe actual del Mosad, Iosi Cohen, renovar los esfuerzos de localización. En ese marco, fue hallado el reloj pulsera de Cohen y le fue devuelto a su viuda. El Mosad intentó llegar a las personas que intervinieron en su captura y ejecución. En medio de esos esfuerzos, se supo que un hombre cercano a uno de ellos (este había fallecido mientras tanto) tiene en su poder el reloj que Cohen había comprado en Bélgica.
Uno de los intervinientes en la investigación guardó el reloj (por algún motivo sin su correa), y se lo pasó a una persona allegada. El Mosad efectuó una compleja operación hacia ese hombre para conseguir el reloj. Como no se podía extraer del reloj el ADN para verificar que ciertamente es el de Cohen, fueron reclutados expertos en identificación criminal, especialistas en fotografías, que revisaron imágenes de Cohen con el reloj, y hasta se inspeccionaron archivos y anotaciones del fabricante en Suiza. La conclusión fue que, en efecto, es el reloj del famoso espía.
El éxito del trabajo del ejército ruso cuyos hombres lograron traer el cuerpo de Zeharia Baumel despertó una esperanza.
Israel se dirigió a Rusia solicitando su ayuda ante el gobierno en Damasco, para que abra los expedientes y trate de averiguar dónde está oculto “el combatiente 88”. Los rusos, por lo que se sabe, están intentando, hasta ahora sin éxito.