El martes, el Ministerio de Salud advirtió a la ciudad predominantemente ultraortodoxa de Beit Shemesh y al vecindario Mea Shearim de Jerusalem que posiblemente se aplicará un nuevo cierre luego de que un gran número de personas se reunieron en ambos lugares para celebrar el festival de Lag BaOmer.
Cientos de personas se congregaron el lunes por la noche para encender las hogueras tradicionales, a pesar de las regulaciones del Ministerio de Salud destinadas a detener la propagación del coronavirus, lo que generó preocupación entre las autoridades por un segundo brote en estas áreas.
"Este es un incidente muy grave, especialmente en un lugar que ya se ha definido como 'zona roja' debido al brote que sufrió en el pasado", expresó el martes un alto funcionario del Ministerio de Salud, refiriéndose a Mea Shearim .
En Jerusalem, las fuerzas policiales fueron llamadas a dispersar la reunión masiva de cientos de personas, aunque evitaron ingresar al vecindario de Mea Shearim por temor a los ataques de los residentes y en su lugar llamaron a la unidad especial antidisturbios (Yasam) para que los respaldara.
"La policía de Israel actuó para dispersar a varios cientos de residentes en el vecindario de Mea Shearim que se reunieron en clara violación de las regulaciones de salud", manifestó la policía en un comunicado.
El martes, el primer ministro Benjamín Netanyahu consultó con el ministro de Seguridad Pública, Gilad Erdan, el comisionado de policía en funciones Motti Cohen y el asesor de seguridad nacional Meir Ben-Shabbat sobre el tema.
La Oficina del Primer Ministro emitió un comunicado en que "condena enérgicamente el incumplimiento de las reglas".
Mientras tanto, ciertos residentes de Mea Shearim intentaron el martes minimizar el papel de los locales en la falta de cumplimiento.
"Quiero decir que hay diferentes comunidades aquí y no todas representan lo que está sucediendo en el vecindario", sostuvo un residente.
"Aquí hay personas, no todos arrojan piedras a la policía y al servicio de rescate de Magen David Adom. Hay un público fanático, pero no todas las personas ortodoxas son iguales", aseguró, y agregó que no había cientos de personas en la reunión.
"Había entre 70 y 60 personas; debería tomarse en proporción. El ochenta por ciento del público que estuvo tenía entre 4 y 20 años", agregó.