Cientos de personas estuvieron reunidas durante los últimos días en The Shul of Bal Harbour, una sinagoga cercana al complejo de condominios de Florida que se derrumbó parcialmente la semana pasada, para despedir a las víctimas de la tragedia y rezar por los que se encuentran desaparecidos.
Otros miembros de la comunidad judía de Surfside ofrecieron comida, agua y apoyo emocional a los equipos de búsqueda que excavan entre los escombros de lo que quedó del edificio Champlain Towers, de 12 pisos.
"No hay racionalidad ni nivel de intelecto humano que pueda abarcar de algún modo la enormidad de lo que ha ocurrido en Surfside, pero esta comunidad cree que los milagros siguen siendo posibles. Dios no cambió", aseguró el rabino Sholom Lipskar, fundador de The Shul, mientras las operaciones de búsqueda y rescate se prolongaban por sexto día consecutivo.
El número oficial de víctimas mortales hasta el momento es de 12 y cuentan unas 149 personas desaparecidas.
Lipskar también le envió un mensaje a las familias que perdieron seres queridos y para los que esperan noticias de los desaparecidos: "Crean en el alma, que es eterna y tiene un hogar fuera de este mundo".
"La probabilidad de que haya más supervivientes no es muy alta"
Marie Hamaoui, profesora en Surfside
El rabino Aryeh Citron, que dirige regularmente los servicios en su casa de Surfside, se diferenció y dijo que no era el momento de llorar a los desaparecidos.
"De acuerdo con la ley judía, si se produce una situación en la que se pierden personas y aún no se conoce su destino, no comenzamos el luto. Seguimos buscando hasta encontrarlos", expresó Citron. "Sólo empezamos el luto cuando los encontramos.... En ese sentido, el luto aún no ha comenzado para la mayoría de las personas que permanecen en Surfside", remarcó.
Surfside es conocido en Miami como un "barrio judío", es por eso que varios miembros de la sinagoga de Lipskar y del círculo de Citron se encuentran entre los desaparecidos. De hecho, tanto la sinagoga como la casa de Citron se encuentran a menos de un kilómetro del lugar de la catástrofe.
La esposa de Aryeh Citron, Channy, estuvo trabajando con voluntarios judíos que fueron los primeros en responder ante la tragedia y asegura que ve como toda la comunidad empieza a aceptar que quizá no vuelvan a ver a sus amigos y seres queridos.
Marie Hamaoui, profesora de física en la Escuela Secundaria Online de la Universidad de Stanford, es otra que lleva casi una semana dando apoyo en la zona de catástrofe.
Desde hace varios días se encarga de clasificar los alimentos kosher y no kosher en un centro de donaciones instalado en el Centro Comunitario de la ciudad de Surfside, y lleva café para quienes están en la primer línea de ayuda.
"La probabilidad de que haya más supervivientes no es muy alta", recalcó Hamaoui. "La gente está esperando que se confirme la muerte y que se recojan todas las partes del cuerpo que sea posible. Entonces las familias podrán comenzar el proceso de duelo adecuado", finalizó.