Un parlamentario de la facción ultraortodoxa Yahadut Hatorá, Yitzhak Pindrus, dijo el martes que una mujer soldado que se convirtió al judaísmo durante su servicio en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) es una shiksa, término despectivo que se le da a las mujeres no judías.
Pindrus continuó diciendo que cualquier hombre que se case con una mujer convertida por las FDI debe ser considerado muerto para su familia.
El Gran Rabinato israelí reconoció las conversiones ortodoxas llevadas a cabo por las FDI para soldados, muchos de ellos pertenecientes a familias que inmigraron a Israel desde la ex Unión Soviética. Decenas de miles de israelíes se han convertido al judaísmo durante su servicio militar.
En un panel de discusión, Pindrus respondió a un fallo emitido por la Corte Suprema el lunes, según el cual las conversiones conservadoras y reformistas llevadas a cabo en Israel deben ser reconocidas por el Estado.
"No voy a ceder ante una shiksa o un goy (no judío) que sea reconocido como judío sólo por ser amable y pluralista. Eso no sucederá", expresó Pindus.
El legislador haredí sostuvo que considera que las personas que no se convirtieron de acuerdo con la ortodoxia estricta no son judíos, tal como lo manifestó el difunto rabino Eliashiv, un líder de la comunidad ultraortodoxa.
El fallo histórico de la Corte Suprema se centró en la cuestión de quién es judío y marcó una importante victoria para los movimientos reformistas y conservadores. Estas corrientes liberales del judaísmo, que representan a la gran mayoría de los judíos estadounidenses, han sido marginadas durante mucho tiempo en Israel.
El fallo sólo interpreta la ley existente, señaló el tribunal, mientras que el Parlamento "en cualquier momento puede realizar alguna modificación en la ley".
El poderoso establecimiento ultraortodoxo de Israel ha tenido un aparente monopolio en asuntos religiosos para los judíos israelíes, supervisando los rituales relacionados con bodas y entierros y usando la política para ganar influencia en asuntos como la inmigración.
El fallo del lunes socavó ese poder al señalar que el Estado debe permitir que los judíos que se someten a conversiones con los movimientos liberales en Israel reciban la ciudadanía.
"Los judíos que durante su estancia en Israel se convirtieron legalmente en una comunidad reformista o conservadora deben ser reconocidos como judíos", manifestó el tribunal en su decisión mayoritaria. Y agregó que el fallo sólo se aplica a la cuestión de la ciudadanía y no profundiza en asuntos religiosos.
Israel reconoció previamente las conversiones de las corrientes liberales llevadas a cabo en el extranjero. Esta regla ahora se aplica a las conversiones dentro de Israel.
El fallo del lunes sólo afecta directamente a unas 30 personas al año, como los cónyuges de ciudadanos israelíes, afirman los defensores del fallo. Pero tanto los partidarios como los opositores de la decisión sugirieron que había un simbolismo mucho más profundo.
Arye Deri, líder del partido ultraortodoxo Shas, dijo que está comprometido a cambiar la ley para garantizar que sólo las conversiones ortodoxas sean reconocidas por el Estado.