Guías turísticos y visitantes de los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau se dirigieron últimamente a ZAKA, la organización israelí para la Identificación de Víctimas de Desastres, para informar que miles de huesos humanos asoman a la superficie como consecuencia de las lluvias, lo que para dicha organización constituye un grave atentado al honor y a la dignidad de las personas asesinadas allí. Tras acordarlo con el Gobierno polaco, una delegación compuesta por miembros de ZAKA y representantes de la Comisión para la Preservación de los Cementerios Judíos en Europa (CPJCE) viajó a Polonia para conocer la situación de cerca en colaboración con ingenieros polacos.
La delegación israelí vio un gran número de huesos que asomaban a lo largo y ancho de las 1.500 hectáreas del campo de concentración y exterminio, donde fueron asesinados y quemados un millón de personas, el 90% de ellos judías. Los huesos se encontraban sobre todo en los estanques que hay alrededor de los incineradores, a los cuales se arrojaba parte de las cenizas.
“La halajá obliga a secar los huesos y a enterrarlos después. Para las cenizas, según la halajá, rige la misma ley religiosa que para los huesos. Y estamos hablando de miles de huesos”, explica el presidente de ZAKA, Iehuda Meshi Zahav, quien formó parte de la delegación que viajó a Polonia. Meshi Zahav advierte que más allá del sacrilegio, se trata de una emergencia desde el punto de vista de la Halajá.
“Hace dos semanas me llamó un hombre cuya esposa había visitado Birkenau, y trajo a Israel un hueso que encontró allí. El esposo nos consultó para saber qué hacer. Le dijimos que nos trajera el hueso inmediatamente, y lo hemos enterrado”, remarcó.
Un entierro apropiado en Israel
Después de la Segunda Guerra Mundial, polacos hurgaron en los pozos de ceniza en busca de joyas, y la esparcieron por vastas zonas del campo de concentración. Según la Halajá, es obligatorio enterrar todos y cada uno de los trozos de hueso cuyo tamaño sea mayor que el de un grano de cebada. Y para las cenizas rige la misma ley que para los huesos. Al final de la visita, la delegación preparó un informe con soluciones al problema.
El presidente de ZAKA agrega que “se trata de un complejo proyecto de ingeniería y logística, que requiere que lo orienten y asesoren ingenieros y e hidrólogos. Hacemos un llamamiento a los jefes de Estado de los países que participaron del Foro Mundial del Holocausto, y les decimos que incluso más importante que perpetuar la memoria de los seres queridos es dedicarse a preservar su dignidad”.
Según el presidente de ZAKA, esta organización hace ahora un pedido humanitario para poner en marcha el complejo proyecto, “para que 75 años después, los huesos de las víctimas del Holocausto -los santos judíos que fueron asesinados como mártires por la santificación del Nombre de Dios- se traigan a Israel para enterrarlos aquí y tengan un reposo eterno”.
Meshi Zahav agregó que en los lugares en los que los huesos estaban diseminados al aire libre, los miembros de la delegación se vieron obligados a recogerlos con las manos. También se encontraron huesos en pozos de agua. “La tarea más difícil fue en las ruinas de Birkenau porque allí los alemanes destruyeron con explosivos los hornos crematorios. Debajo de cada piedra que uno mueve, se ven huesos de seres humanos. Es espeluznante”.