Las residencias de ancianos se han convertido en focos de contagio riesgosos de COVID-19 en todo el mundo, y en Ámsterdam provocó una verdadera tragedia: 22 judíos del hogar judío “Beit Shalom” murieron por coronavirus.
A mediados de marzo se detectó el foco de contagio de la residencia, antes de que se decidiera un cierre total del establecimiento que en los días posteriores sufrió los decesos de una quinta parte de sus habitantes.
Desde “Beit Shalom” estiman que el brote de coronavirus se originó cerca de las fechas de Purim, una festividad judía que provocó numerosas visitas al establecimiento. El 4 de marzo, cuando en los Países Bajos ya se habían registrado decenas de casos de coronavirus, niños de una escuela de una comunidad judía de la ciudad realizaron un recorrido por el lugar.
Con más de 26.500 infectados y 2.823 muertos hasta la fecha, los Países Bajos son la 11° nación del mundo más afectada por la pandemia. Cuando la crisis comenzó a estallar sus autoridades se negaron a adoptar un régimen de aislamiento firme: en contraste con las medidas adoptadas en otros países, el primer ministro Mark Rutte dispuso un “cierre inteligente”.
Actualmente las escuelas, tiendas, restaurantes y gimnasios fueron cerrados, al igual que todos los hogares de ancianos. Pero el transporte público continúa funcionando con normalidad y no fue prohibido el tráfico dentro de las ciudades.
Además de esta tragedia en los Países Bajos, las comunidades judías de Europa fueron particularmente afectadas por el coronavirus. En el Reino Unido se registraron 152 funerales judíos y un cementerio de Francia anunció que se agotaron las parcelas de la sección judía luego de decenas de entierros realizados en las últimas dos semanas.