El registro central de nombres de víctimas del Holocausto contiene actualmente cinco millones de nombres, marcando un hito histórico en la labor de recopilación que lleva más de siete décadas. Esta misión —identificar y conmemorar a los asesinados— es una de las tareas principales de Yad Vashem, cuya importancia crece cada día a medida que disminuye el número de sobrevivientes.
Los nombres están documentados en una base de datos accesible al público a través del sitio web de Yad Vashem. Este archivo es fruto de décadas de trabajo persistente desde la fundación de la institución, mediante hojas de testimonio, búsqueda de nombres en documentos de la época, colaboración con archivos, sitios conmemorativos, comunidades judías alrededor del mundo y más.
Según expertos de Yad Vashem, en los próximos años se recopilarán unos 250,000 nombres adicionales, aunque luego el ritmo disminuirá significativamente. A pesar de la cifra conocida de seis millones de víctimas, hoy se puede afirmar que cientos de miles de nombres nunca serán documentados, ya que no quedó registro alguno de su asesinato.
Gracias a tecnologías como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, los equipos de Yad Vashem trabajan para identificar la mayor cantidad posible de nombres y detalles personales, analizando cientos de millones de documentos archivados que antes no podían procesarse manualmente.
La base de datos también incluye cientos de miles de "expedientes personales" construidos a partir de fuentes archivísticas, que revelan detalles sobre la vida y el destino de las víctimas. A lo largo de los años, ha ayudado a miles de familias a conmemorar y descubrir parientes asesinados, e incluso a encontrar personas que se creían muertas pero estaban vivas.
Uno de los principales recursos es la colección de hojas de testimonio, que ha reunido unos 2.8 millones de nombres. Este proceso continúa hasta hoy. En 2013, la colección fue reconocida por la UNESCO como patrimonio documental de la humanidad. Otros recursos incluyen cartas personales, diarios, registros nazis, listas de deportación, censos, y documentos de juicios contra criminales nazis y colaboradores. También se han usado métodos no convencionales, como buscar nombres en lápidas y placas conmemorativas en sinagogas.
La singularidad del archivo se ha desarrollado con el tiempo gracias a mejoras en las capacidades de búsqueda, mediante índices de múltiples formatos y algoritmos especiales que permiten cruzar datos y consolidar información de forma rápida y precisa.
Este importante hito será conmemorado en Yad Vashem con un seminario especial este jueves, que incluirá conferencias y paneles sobre el proceso de recopilación de nombres, historias reveladas, nuevas iniciativas y encuentros con quienes lideran esta misión nacional.
“En muchos casos, una hoja de testimonio con el nombre de la víctima es todo lo que queda de una persona”, dice el doctor Alexander Avraham, director del archivo de nombres de víctimas del Holocausto, quien lideró el proyecto durante más de 37 años y se jubila este año. “La mayoría no dejó rastro ni tumba, por lo que estas hojas son lápidas simbólicas. Los nazis no sólo quisieron asesinarlos, sino borrar su existencia. El archivo impide que eso ocurra. Al identificar a cada judío, les devolvemos su identidad y aseguramos que su memoria perdure.”
“Encontrar cinco millones de nombres es un logro, pero también un recordatorio de una tarea inconclusa”, agregó el presidente de Yad Vashem, Dani Dayan. “Detrás de cada nombre hay una vida entera: un niño que no creció, un padre que no volvió, una voz que se apagó. Nuestra obligación moral es que cada víctima sea recordada y nadie permanezca anónimo”, agregó.








