El número de denuncias por violencia doméstica en Israel aumentó un 300% desde marzo. Así lo demuestra un nuevo estudio, que atribuye el aumento en parte a los dos cierres generales provocados por la pandemia de coronavirus y la consecuente crisis económica.
La publicación del estudio se realizó hoy (miércoles), en coincidencia con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y fue realizada por la Organización Mundial de Mujeres Sionistas (WIZO, por sus siglas en inglés), organización de voluntarias dedicada al bienestar social que monitorea la cantidad de llamadas a las líneas de denuncia por violencia doméstica en Israel.
Desde principios de 2020, unas 20 mujeres fueron asesinadas por su cónyuge, 18 de ellas después de marzo, momento en que tuvo lugar el primer brote de coronavirus en Israel. El informe también señala un aumento del 350% en el número de mujeres que reciben ayuda en los centros de prevención y tratamiento de la violencia doméstica.
"El monstruoso incremento de los casos de violencia durante la crisis del coronavirus debería servir como una llamada de atención para la sociedad en su conjunto y para el gobierno en particular", expresó la presidenta de WIZO, Anita Friedman. “Los datos revelan la falta de recursos y estrategia [del Estado] para lidiar con el enorme daño que el aislamiento causó a decenas de miles de mujeres que se encontraron atrapadas entre una pandemia de coronavirus y una pandemia de violencia doméstica”, agregó.
Cada día se abren en Israel un promedio de 40 investigaciones sobre violencia doméstica. Estas incluyen delitos graves como violencia física, invasión a la propiedad, daños a la propiedad y violación de órdenes judiciales entre otros. De 2019 a 2020, hubo un aumento de alrededor del 28% en el número de delitos violentos contra mujeres judías y un aumento del 10% contra mujeres no judías en Israel.
El informe de WIZO indica también que dos tercios de los condenados por delitos de violencia doméstica y liberados durante 2019 no recibieron el tratamiento adecuado por sus tendencias violentas, mientras que el número de condenados que participaron en programas comunitarios de rehabilitación siguió siendo extremadamente bajo.