Desde hace dos semanas, a un ritmo casi diario, miembros de las FDI reciben todo tipo de agresiones de un grupo de residentes cercanos a Yitzhar, poblado ubicado a pocos kilómetros de Nablus, en la zona central de Cisjordania.
El foco del conflicto es que las fuerzas de seguridad cerraron el área para evitar la llegada de Gvahonim, jóvenes religiosos nacionalistas, radicalizados y sin permiso de residencia en Cisjordania, que se instalan en la región de manera organizada e ilegal.
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Yitzhar fue cerrado por las FDI para evitar la instalación de jóvenes religiosos nacionalistas
(Abraham Shapira)
La medida se tomó luego de que el 22 de octubre unos 30 residentes judíos arrojaron piedras a patrullas de frontera y provocaron destrozos en vehículos militares, episodio en los que un soldado resultó levemente herido.
A partir de este evento la violencia continuó y la tensión aumentó en dos frentes. Por un lado, las FDI deben lidiar con el descontento de los habitantes del asentamiento, forzados a vivir en un territorio cerrado militarmente. Y por el otro, las agrupaciones juveniles desafían a la autoridad con el objetivo de continuar sus actividades en terrenos no permitidos.
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Residentes de Yitzhar se oponen a la militarización del asentamiento
(Abraham Shapira)
Entre otros episodios menores, algunos destacaron por su gravedad. El 24 de octubre una tienda militar fue incendiada. Al día siguiente, en una aldea palestina cercana, fueron destrozados una serie de vehículos con pintadas que hacían alusión al conflicto en Yitzhar. El domingo 27 se registró un enfrentamiento con soldados que intentaron ingresar a una casa tras una pelea entre familias del asentamiento. Y en los días posteriores, en un par de ocasiones, fuerzas militares recibieron piedrazos durante un patrullaje.
"La violencia dirigida a los combatientes no perjudicará su determinación para aplicar la ley y mantener el orden del lugar", expresaron desde las FDI sobre una ola de violencia que no se sabe cuándo terminará.
