El gabinete de Israel votó ayer (domingo) por la noche para extender el cierre general por otros cuatro días en medio de lo que los expertos en salud llaman la "peor ola de contagios" desde el inicio de la propagación del COVID-19 en el país.
La reunión se había postergado varias veces debido a desacuerdos sobre un proyecto de ley destinado a aumentar las multas para los infractores de las directivas sanitarias. Dicha ley fue aprobada en la Knesset ayer, antes de la reunión.
El cierre debía finalizar el lunes a la medianoche, pero el gobierno decidió extenderlo hasta el viernes a las 7 am. El gabinete volverá a reunirse el miércoles para votar sobre otra extensión de tres días.
El Ministerio de Salud exigió que el cierre se extendiera hasta el domingo 7 de febrero, pero debido a los desacuerdos entre el primer ministro Benjamín Netanyahu y el ministro de Defensa Benny Gantz, que paralizó la reunión del gabinete durante cinco horas, las partes tuvieron que llegar a un acuerdo.
Un tema en el que no hubo diferencias entre las partes fue la extensión del cierre del aeropuerto Ben Gurion, que permanecerá sin actividad, salvo para casos excepcionales, otros siete días.
Netanyahu, al comienzo de la reunión, dijo que Israel está "en una carrera contra la muerte" y que es vital extender el cierre para permitir que más personas se vacunen.
"El mundo está bajo un intenso ataque de mutaciones británicas y sudafricanas", expresó. "Los sistemas de salud en muchos países están al borde del colapso y en Israel se ha llegado a un límite... Podemos vacunar al público gracias a las millones de dosis que llevamos a Israel; en una semana inocularemos a un millón más", agregó.
"Estamos en una dura carrera para vacunar a tantos ciudadanos israelíes como sea posible antes de que se propaguen las mutaciones", manifestó.
Netanyahu también criticó a quienes participaron en un funeral masivo de un prominente rabino en Jerusalem, al que asistieron alrededor de 10.000 ultraortodoxos, en violación de las directivas sanitarias. "No deberíamos hacer esto político. Una concentración es una concentración, no importa si se trata de ultraortodoxos, laicos o árabes. Debe evitarse en todos los sectores", señaló.
El ministro de Defensa, Benny Gantz, por su parte, exigió que el cierre se elimine por completo o se reduzcan las restricciones de inmediato, alegando una aparente ineficacia de la medida.
"De camino a Tel Aviv, conduje por las calles de Jerusalem, Bnei Brak y Ramat Gan y la realidad es que todo está abierto. Israel no es Nueva Zelanda", indicó. "Hay una disminución de las infecciones, especialmente entre la población de mayor edad. Necesitamos reforzar los equipos de vacunación para llegar a todos", añadió.
Gantz dijo que el daño causado por el cierre prolongado, tanto mental como económico, es inmenso.
"Esta enfermedad también tiene efectos secundarios debido a los cierres: depresión, pérdida de educación e ingresos económicos, enfermedades cardíacas y obesidad. No debemos enamorarnos del cierre como solución, especialmente ahora que existen las vacunas. Si a esto le sumamos el aspecto económico y social, se pagará un precio muy alto", aseveró el ministro de Defensa.
La jefa de Salud Pública del Ministerio de Salud, la doctora Sharon Alroy-Preis, manifestó durante la reunión que el cierre debe extenderse porque Israel se encuentra en medio de "la peor ola de infecciones" desde el inicio de la pandemia.
La funcionaria sostuvo que 25 personas menores de 40 años están actualmente conectadas a máquinas de oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO, por sus siglas en inglés), y otros 17 pacientes, también menores de 40 años, están ventilados. Según Alroy-Preis, el sistema educativo por sí solo constituye alrededor del 40% de los contagios en el país.