La propagación del virus ha mantenido a la población general en sus hogares, y los adultos mayores acusan una sensación de abandono: no pueden salir a comprar provisiones o medicamentos, ni tampoco ver a sus familiares debido al riesgo mayor que representa para ellos el posible contagio.
Iojebed Levi, una residente de Haifa de 86 años, dice que la soledad es el aspecto más difícil de sobrellevar. "Estoy deprimida, mis hijas no pueden venir a visitarme", cuenta. "Me siento todo el día frente a la televisión y la radio, y eso me hace peor, me duele la cabeza. Pero ¿qué voy a hacer? ¿hablar con las paredes?
La cuarentena, según ella, transformó las tareas cotidianas más sencillas en grandes desafíos: “No salgo a la calle, y si tengo que sacar la basura, me tapo la nariz y la boca", detalla. "Estoy tratando de vivir el presente y rezar para que todo esto termine".
Cherna David, una residente de Holón de 82 años de edad, también se encuentra aislada y tiene dificultades para comprar alimentos. "A diferencia de los jóvenes, yo no puedo salir a comprar comida, tengo que pedir envío a domicilio. Y ya probé con todas las cadenas de supermercados. Todas dicen que van a tardar mínimo diez días".
Pero opina que las dificultades logísticas no son la peor parte, sino la soledad. "Estuve en casa las últimas dos semanas" cuenta Cherna. "Solía ir a un club de adultos mayores para jugar y entrenar un poco, pero ahora me dijeron que no puedo salir a la calle.” Y agrega: “estoy tratando de superar esto sin causar problemas a mis hijos. Algunos días estoy arañando las paredes, pero no quiero morir de coronavirus".
La organización filantrópica International Fellowship of Christians and Jewish está trabajando para suministrar a la población de adultos mayores alimentos y productos de higiene. "Israel está lidiando con un estado de emergencia sin precedentes", afirmó la presidenta de la organización, Yael Eckstein. "Estamos comprometidos a ayudar a la parte más débil de la población, que es la que está frente a un mayor riesgo".
El profesor Yitzhak Birk, director de la Sociedad Gerontológica de Israel, es crítico con respecto al tratamiento que las autoridades hicieron respecto a este tema: “El gobierno decidió cerrar todos los centros para personas mayores, ¿y qué va a pasar ahora con las decenas de miles de personas mayores que están confinadas solas en sus casas?".
Además Birk advirtió que un cuarto de millón de personas de la tercera edad que recibían ayuda externa, ahora están en sus casas solos sin que nadie pueda asistirlos. "¿Qué solución brindan hoy los servicios sociales?" planteó Birk. "Ofrecer dinero a las familias de estos adultos mayores, en lugar de tratamiento es una derrota moral" concluyó.