El seleccionado iraní de Judo fue suspendido de competiciones internacionales luego de que el gobierno de ese país les prohibiera a los deportistas enfrentar a israelíes. Algo similar ocurre con naciones árabes que se niegan a aprender la lección.
El campeonato europeo de karate kyokushinkai se llevó a cabo el fin de semana pasado cerca de la ciudad de Porto, en el norte de Portugal. De la competición participaron 350 deportistas de 26 países, incluidos algunos no europeos que fueron invitados a competir, entre los que se encontraba Líbano.
Los libaneses tuvieron éxito durante la competición, pero fueron los protagonistas de un escándalo cuando se negaron a compartir el podio con un israelí para recibir las medallas.
Los organizadores del campeonato hicieron todo lo posible para evitar que los deportistas libaneses se enfrentaran con los israelíes. Sin embargo, los jóvenes Dolev Fridburg, Shlomi Matveev y Alon Nesterchuk ganaron medallas.
Cuando Fridburg subió al podio para recibir su medalla de bronce, el libanés Al Zibawi (ganador del oro) y su connacional, Omar Yehya (ganador del bronce), se negaron a compartir el podio con el israelí.
Como resultado de la decisión tomada por los jóvenes libaneses, no sonó el himno de Líbano. Fridburg compartió el podio con el deportista serbio, pero el principal puesto del podio permaneció vacío. Los libaneses recibieron las medallas sin participar de la ceremonia por parte de los organizadores, quienes sólo se limitaron a leer los nombres de los ganadores.