"Una vez que el avión alcanza la altitud requerida, abres la rampa y, de repente, te encuentras a unos minutos de lo que quizás sea lo más loco que hacen los humanos", dice ‘R’, un combatiente en una unidad de élite, que ya ha participado en operaciones complejas y ha recibido un entrenamiento de comando que lo ha llevado al límite. Pero luego, cuando pensó que había visto casi todo, fue seleccionado con un puñado de miembros de su unidad para someterse a un nuevo entrenamiento, que es considerado por las FDI como el máximo secreto: paracaidismo táctico.
En contraste con el paracaidismo operativo "normal", el paracaidismo táctico está diseñado para infiltrar de manera secreta y precisa pequeños grupos de soldados en territorio enemigo. En la práctica, esto es lo que se ve en las películas de Hollywood: paracaidistas tácticos como ‘R’ saltan desde grandes alturas y se lanzan al suelo a una velocidad vertiginosa, que según fuentes extranjeras alcanza los 200 km/h. "Antes del salto, reviso las conexiones del paracaídas en mi espalda y sobre el chaleco de combate", describe ‘R’. "No debes pensar que una correa se abrirá y te estrellarás contra el suelo. Si lo piensas, no hay forma de que puedas saltar. Especialmente de noche, que es mil veces más aterrador y complejo. Tan pronto como dan la orden, hay que comenzar a saltar. Es un verdadero salto a la oscuridad, como si la noche fuera una enorme piscina. Uno a uno se acercan a la puerta y se arrojan. De repente llega tu turno. Respiras hondo, exhalas fuerte y saltas al abismo. El corazón late fuerte y el cuerpo se contrae; caes a una velocidad vertiginosa", añade.
“Cuando llega el momento, tiras fuerte de la cuerda para que se abra el paracaídas; esos son los segundos más críticos. Porque si no se abre, debes actuar rápido para abrir el de repuesto y esperar que funcione. Si todo va bien, suspiras aliviado y miras para todos lados buscando a tus compañeros. Necesitas mantenerte concentrado y controlar el paracaídas con las manijas. Hay pájaros que vuelan en la oscuridad uno tras otro, mientras todos mantenemos la altitud y la velocidad volando hacia el objetivo. Por lo general, logro divertirme un poco hasta que aterrizo, que es la parte más compleja, sobre todo si hay viento, porque se torna peligroso, ya que puedes caer sin control. Debes esperar hasta el último minuto, solo unos metros por encima del suelo y solo luego frenar. Después debes tirar de la cuerda y asegurarte de que no rompiste nada, y solo entonces, vuelves a respirar”, explica ‘R’.
Según testimonios de combatientes de reserva de unidades especiales, el manejo de las FDI en relación al paracaidismo táctico es “absurdo y vergonzoso”. Sus críticas incluyen historias sobre oficiales como el jefe de la División de Operaciones, Aharon Haliva, y el comandante del Mando del Frente Doméstico, Uri Gordin, que a veces participan del paracaidismo táctico para su propio disfrute personal, a expensas del entrenamiento de combatientes; la utilización de aeronaves que suelen estar en tierra por averías y, en general, señalan que existen desprolijidades de todo tipo.
"El paracaidismo táctico es un entrenamiento muy costoso, del cual participan combatientes de unidades especiales, y sin embargo, no se lleva a cabo correctamente”, afirma uno de los soldados. "A veces no parece un ejército", agrega.
La Unidad de Portavoces de las FDI manifiesta en respuesta que "el entrenamiento y el mantenimiento de la condición física de los combatientes no se ven perjudicados debido a los saltos realizados por oficiales superiores", pero agrega que "se decidió examinar más a fondo el alcance y la necesidad de este tipo de situaciones".
Paracaidismo de las fuerzas especiales
El paracaidismo táctico comenzó a desarrollarse en las FDI solo en los últimos 20 años, y fue reconocido como una capacidad oficial recién en 2016.
Las FDI están muy orgullosas de esta capacidad (y con razón). No obstante, el Ejército también mantiene la confidencialidad del asunto y se niega a proporcionar detalles sobre el paracaidismo táctico, tal como hacen las fuerzas especiales de Estados Unidos.
Gracias al paracaidismo táctico, las fuerzas estadounidenses lograron llevar a cabo una serie de exitosas operaciones complejas y peligrosas en países como Irak, Afganistán y Somalía.
A diferencia del paracaidismo militar tradicional, en el que el salto se realiza a una altitud relativamente baja (unos 400 metros) y con paracaídas que se abren automáticamente al saltar del avión, el paracaidismo táctico se realiza desde una gran altura (de 4.500 a 11.000 metros), y los paracaídas deben ser abiertos manualmente por los combatientes.
Estos paracaídas de gran tamaño pueden ser maniobrados con mayor precisión por los combatientes y permiten que las fuerzas ingresen a territorio enemigo en secreto, sin ser detectados por los sistemas de radar. Debido a la gran altitud y el frío, en algunos casos los paracaidistas utilizan máscaras de oxígeno.
Esta es sin duda una de las experiencias más intensas que puede atravesar un soldado en las FDI. "En cada salto, al principio, hay un pequeño momento de miedo", admite ‘D’, un reservista de una unidad de élite. “Pero cuando saltas de un avión a una velocidad increíble hacia el suelo y estás en el aire durante tanto tiempo, cuando sientes una impresionante fuerza del viento durante tu caída, te produce una enorme descarga de adrenalina. No importa cuántas veces lo hayas hecho antes, siempre es emocionante. Puedes observar el horizonte y el paisaje. A pesar de todas las dificultades de este entrenamiento, el hecho de haberme unido a este equipo siento que es un regalo que he recibido”, añade.
Un entrenamiento costoso
Este entrenamiento le cuesta al país mucho dinero. ¿Cuánto? La información sobre el costo es secreta secreta, pero se estima que cada entrenamiento por soldado asciende a decenas de miles de shekels.
Y aquí comienza la crítica de los combatientes sobre la forma en que se llevan a cabo los entrenamientos de paracaidismo táctico en las FDI. Resulta que hay oficiales superiores en las fuerzas que comenzaron a realizar estos saltos para su propio disfrute personal. Algunos soldados afirman que incluso lo hacen ocupando el lugar de un combatiente. “Se sabe que casi todos los viernes vienen dos o tres generales, sub-generales o coroneles, a hacer paracaidismo por diversión”, relata ‘D’.
Es importante aclarar que algunos de estos oficiales tienen un motivo justificado para estar allí. Para comprender el potencial del paracaidismo táctico, toman un curso acelerado de dos semanas. Otros, como el comandante de las Fuerzas Terrestres, el mayor general Yoel Strick, deben saltar una vez. Desafortunadamente, Strick se quebró el tobillo al hacerlo.
Pero según el testimonio de los soldados, algunos de esos oficiales continúan asistiendo a los entrenamientos después de efectuar el entrenamiento requerido. El Ejército admite que efectivamente existe un fenómeno de oficiales superiores que se unen al entrenamiento, pero argumenta que lo hace si hay un lugar disponible y nunca a expensas del entrenamiento de los combatientes.