Cerca de Tel Aviv, los responsables del hospital Sheba, considerado uno de los mejores del mundo, afirman que se debe al trabajo que efectúan conjuntamente profesionales árabes y judíos.
"Trabajamos juntos con el equipo médico árabe y no solamente en tiempos del coronavirus", afirma Rafi Walden, director adjunto emérito del establecimiento. "Sin ellos, el sistema de salud israelí se derrumbaría", asegura.
Los árabes israelíes representan un 20% de la población israelí.
En tiempos de coronavirus, una foto de dos enfermeros que oran ante su ambulancia se ha vuelto viral: uno, judío, reza en dirección a Jerusalem; el otro, musulmán, está arrodillado en una alfombrilla de oración y lo hace hacia La Meca.
Varios internautas han saludado esta "inspiradora" imagen, divulgada por el Maguén David Adom.
¿Disparidades ante el virus?
Hasta ahora, el número de casos de COVID-19 es relativamente bajo en las zonas árabes. "Es porque ahí se hacen menos tests" estima el diputado árabe israelí Jaber Asakla, que reclama más medios para hacer frente a la crisis.
Otra explicación sería la difusión más rápida de la epidemia en las grandes ciudades, según el investigador Mohammad Darawshe, que destaca que "cerca del 70% de los ciudadanos árabes viven en pueblos y viviendas individuales"
"Al mismo tiempo, 70% de los ciudadanos judíos residen en ciudades y en inmuebles" agrega este miembro del instituto Givat Haviva.
Según Darawshe “los municipios árabes no están claramente preparados para hacer frente a una ola de coronavirus", advierte. Esos municipios "no tienen presupuestos para formar a su personal ante situaciones de emergencia", añade.