Incertidumbre
Keren Or-Jen
Guil Nejushtán
No sólo los niños tienen necesidad de rutina.

Cómo afrontar la incertidumbre que provoca la pandemia

La mayoría de nosotros preferimos caminar sobre terreno firme, seguro y conocido. Pero, nos guste o no, la vida está llena de incertidumbre, y más ahora. ¿Cómo afrontarla? ¿Cómo avanzar por las vías de lo desconocido sin volvernos locos?

Yoguev Israeli - Adaptado por Beatriz Oberlander |
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El matemático John Allen Paulus afirmó que la única certidumbre que existe es la incertidumbre. Woody Allen dijo que si usted quiere hacer reír a Dios, cuéntele sus planes. Y John Lennon comentó que la vida es lo que sucede mientras usted hace otros planes. Muchas personas sabias se refirieron a la brecha que existe entre nuestras expectativas y la realidad, así como a la sensación de incertidumbre y de que no controlamos las situaciones que nos invaden en todo tipo de circunstancias.
En general, los seres humanos casi siempre preferimos saber. Necesitamos lo seguro y lo conocido, y nos resulta difícil afrontar lo desconocido. Es cierto que podemos estar en condiciones de afrontar situaciones varias y variadas, hacer planes tomando en cuenta las limitaciones y los cambios, y prepararnos emocionalmente para la incertidumbre, pero no podemos evitarla del todo. La vida está llena de momentos de incertidumbre, pero sin duda esta sensación se intensificó enormemente en los últimos meses. El coronavirus, que llegó a casi todos los rincones del planeta, cambió totalmente la rutina diaria de todos nosotros, llenó nuestra vida de interrogantes y socavó e hizo tambalear tanto el presente como el futuro.
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No sólo los niños tienen necesidad de rutina.
(Shutterstock)
En lo que respecta a nuestros hijos, todos los expertos recomiendan crearles ahora una nueva rutina porque es sabido que los niños necesitan una rutina desde que son muy pequeños. Esto les va a brindar consuelo y tranquilidad, y les garantizará que está todo bien. Lo que no todas las personas saben es que los adultos, al menos en el contexto actual, no son en absoluto diferentes a los niños. Todos nosotros necesitamos una cierta rutina, y saber que está todo bien. Y que las cosas se tambaleen a nuestro alrededor o simplemente cambian, lo hayamos elegido o no, nos tensiona. No hace falta el coronavirus para sentir incertidumbre. También en numerosas situaciones normales, muchas personas preferirán no salir del rincón y, por ejemplo, quedarse en una relación que no los hace felices o en un lugar de trabajo que no las satisface, únicamente para que no se tambalee el terreno bajo nuestros pies. Por supuesto, cierto grado de miedo es normal y comprensible. El problema comienza cuando aumenta y nos invade el miedo a lo desconocido. Entonces, sin que nos demos cuenta, el miedo dirige nuestros pasos, nos retiene y nos bloquea. Nos paraliza, y nos impide avanzar y alcanzar nuestros objetivos.
Pregunta: ¿A qué se refiere exactamente la gente cuando dice “incertidumbre”? ¿Por qué a casi todos nos produce una sensación terrible? ¿Y cómo se puede afrontar, e incluso convertirla en algo útil y sacar de ella cosas positivas?
Respuesta: “La incertidumbre es una situación en la que la persona se siente en un terreno inseguro, y le resulta imposible evaluar y pronosticar lo que le depara el futuro”, explica la doctora Keren Or-Jen, profesora de la facultad de Trabajo Social de la Universidad de Haifa y experta en el proceso de toma de decisiones en circunstancias inciertas, así como en la teoría de los juegos. “Esa sensación puede afectar muchos aspectos de la vida cotidiana, y uno de los problemas que trae aparejados es la incapacidad de ponderar y de incorporarla al modelo racional del proceso de toma de decisiones. Eso se produce en situaciones en las que es más lo oculto que lo que vemos, y no podemos saber cuánto tiempo va a durar esa circunstancia ni cuáles van a ser los resultados, los daños y los beneficios que encierra. Cuando desaparece lo que es fijo y la realidad se tambalea, no tenemos más remedio que afrontar la incertidumbre”.
P.: ¿Esa situación se refleja también en lo físico?
–El miedo y la tensión se reflejan por medio de síntomas; su expresión es tanto fisiológica como psicológica. En el plano físico, se producen cambios hormonales y químicos importantes en el cerebro. Entre ellos, segrega más cantidad de la hormona cortisol, que caracteriza las situaciones tensas. También se producen cambios en la segregación de neurotransmisores como la norepinefrina y la acetilcolina. El cerebro es un sistema de acondicionamiento de la certeza, y trata de crear leyes para controlar la situación. Por eso le resulta difícil afrontar situaciones de incertidumbre, y cualquier cambio o sensación de pérdida de control se traducen en síntomas de miedo y en un comportamiento que caracterizan el patrón psicológico de "pelea o huye". Los patrones psicológicos de miedo aumentan a medida que aumenta la incertidumbre, y en ocasiones las personas se derrumban por la incapacidad de controlar los síntomas de ansiedad y miedo”.
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Keren Or-Jen. La incertidumbre se refleja en lo físico y en lo psicológico.
(Guil Nejushtán)
“Las reacciones emocionales y físicas de incertidumbre pueden expresarse en forma de malestares: desde dolores de estómago hasta signos de tensión como acné y herpes, pasando por dificultades para conciliar el sueño”, señala por su parte Siván Guenzi, especialista en el método PNL (Programación Neurolingüística: un enfoque de comunicación, desarrollo personal y psicoterapia) con el que –entre otras cosas– guía a personas en la búsqueda de relaciones de pareja. Hay personas que se toman la incertidumbre con relativa facilidad, y otras a las que cualquier pequeña duda sobre la continuidad del camino que han tomado les causará estrés, las llevará a encerrarse, les hará difícil funcionar en el día a día, les producirá verdaderos ataques de ansiedad, y hasta una necesidad exagerada de protegerse (por medio de la compra de grandes cantidades de comida y de productos de cosmética y toilette en los supermercados incluso antes de que se decrete el estado de emergencia).
“Dicho de otro modo, la incertidumbre consiste sencilla y únicamente en no saber lo que nos depara el futuro. Si consideramos este significado sencillo, todos vivimos todo el tiempo, también en la vida rutinaria, en la incertidumbre. Nada nos asegura que no nos despedirán mañana del trabajo, o que se separarán o se divorciarán de nosotros, o cosas mucho peores. En ninguna etapa de la vida tenemos un control absoluto sobre el futuro. Y darnos cuenta de esto -del poco control que tenemos sobre nuestra vida-, de lo que somos conscientes de vez en cuando, es lo que crea el miedo y el estrés, muy relacionados con la incertidumbre, aunque ésta en realidad es una situación absolutamente normal. Entonces, en situaciones en las que no hay rutina, como ahora debido al coronavirus, o cuando existe inseguridad como país, la gente se dedica más tiempo a pensar hasta qué punto nuestra vida es incierta, lo que hace que todo se vuelva más estresante.
Entonces, en situaciones en las que no hay rutina, como ahora debido al coronavirus, o cuando existe inseguridad como país, la gente se dedica más tiempo a pensar hasta qué punto nuestra vida es incierta, lo que hace que todo se vuelva más estresante.
“Es importante saber que los seres humanos estamos programados para la supervivencia. Cuando nuestro cerebro entra en una situación de emergencia, hace que todos los sistemas del organismo actúen de la manera más eficaz en cuanto a la supervivencia, a diferencia de lo que ocurre en situaciones normales. En lo que respecta a la supervivencia, dependemos de nuestra posibilidad de crear seguridad, y la incertidumbre es exactamente lo contrario. En principio, para afrontar situaciones de incertidumbre necesitamos recurrir a veces a nuestra capacidad de pensamiento creativo para que surjan nuevas soluciones. El problema es que también nuestra capacidad de creatividad disminuye en estas "situaciones de emergencia cerebrales". La época de coronavirus que estamos viviendo es un claro ejemplo de incertidumbre, entre otras cosas porque no sabemos quién es portador de esta enfermedad invisible. Y por eso no sabemos a quién podemos acercarnos. Las normas que nos dan cambian cada pocos días. Para muchos de nosotros el futuro económico está envuelto en brumas. Y lo peor es que no sabemos cuándo terminará todo esto. La seguridad laboral (traer dinero a casa, y pagar la hipoteca, la electricidad y la comida), así como la seguridad en materia de salud (pensar que quizás vamos a tener un problema físico), tambalean y juntas pueden desembocar en una ola de reacciones físicas y emocionales que se dan en situaciones de incertidumbre.

La fábula de las dos ranas
He aquí una fábula: dos ranas cayeron en una jarra de leche. Al principio ambas patalearon para sobrevivir. Al cabo de un rato una de ellas se dio por vencida y se ahogó. La otra rana no se rindió, y siguió pataleando en la leche hasta que ésta se convirtió en manteca. Al final, la segunda rana se salvó y salió sana y salva de la jarra.
“Las dos ranas estaban en la misma situación de incertidumbre. La primera se rindió, y la segunda logró salir de la jarra”, señala Ina Razowski, psicoterapeuta y trabajadora social clínica. “¿Qué es lo que hizo que una de las ranas siguiera pataleando y no se rindiera? ¿Fue la capacidad de afrontar situaciones que había aprendido en situaciones de crisis en el pasado? ¿O fue su determinación y perseverancia? ¿O acaso la capacidad de adaptarse a un cambio, la confianza en sí misma y el hecho de que no perdiera la esperanza? ¿Es que esta rana se crió en un entorno abierto a los cambios y con mucho apoyo? La respuesta es que las personas afrontan hechos inesperados de manera diferente. Hay quienes se enojan, y les cuesta aceptar el cambio en la rutina. Hay quienes aceptan el cambio con encantados. Otros se centran sólo en sí mismos, incapaces de ver al otro. Están quienes saben recibir ayuda y apoyo. Hay personas que son capaces de vivenciar el cambio como una oportunidad, como una ocasión para mirar hacia dentro de sí mismos y tal vez salir a espacios nuevos y desconocidos. A un cambio en una realidad exterior e interior. Diferentes personas reaccionan de diferentes maneras a la misma situación. La forma de evaluar la situación y de encararla influye en la manera en que la persona va a reaccionar y afrontar las cosas.
“Veo dos conceptos parecidos, dos expresiones que parecen sinónimos: en hebreo ‘joser vadaut’ e ‘i vadaut’, que se pueden traducir, respectivamente, como ‘inseguridad’ o ‘falta de seguridad’, y como ‘incertidumbre’ o ‘no certeza’. Aunque el significado es muy parecido, veo también una diferencia. La ‘inseguridad’ -joser vadaut, en hebreo- nos lleva en primer lugar a la falta… A la falta o ausencia de certeza, de conocimiento, de lo conocido, de control. Frente a eso, en la ‘incertidumbre’ -i vadaut, en hebreo- nos encontramos una isla (que es lo que significa el término ‘i’ en hebreo (אי). Nuestra certeza se reduce a una isla. Y para cada uno de nosotros, en diferentes situaciones la isla es diferente y tiene otro tamaño, así como otro tipo de suelo, de paisaje y de animales. Cuanto mejor afrontemos la situación de incertidumbre (i vadaut), nuestra isla será más grande y el suelo más fértil, y tendrá más aire para respirar; todo florecerá y los animales serán mansos. Pero si nos cuesta mucho afrontar la situación, la isla de certeza será pequeña, habrá en ella desastres naturales y animales salvajes y depredadores. Además, cuanto más grande sea nuestra isla interior y se haya desarrollado a lo largo de la vida porque nos hemos ido conociendo más y mejor a nosotros mismos, afrontaremos mejor las situaciones de inseguridad (i vadaut)”.
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Ina Razowski plantea una diferencia entre "inseguridad" e "incertidumbre".
(Amit Omar)

La mayoría de las investigaciones demuestran que no es posible evitar situaciones de ‘inseguridad’. Es precisamente el intento de controlarlas lo que muchas veces nos causa más dificultades a la hora de afrontarlas cuando se producen.
“La manera en que afrontamos la ‘inseguridad’, y la capacidad de mantenernos estables en esos momentos es muy personal”, dice Razowski. “En primer lugar, hay que escucharse a uno mismo, oír la voz interior, y saber en qué ocasiones sentimos ‘inseguridad’. Prestar atención a las emociones que vienen junto con ella, así como las sensaciones corporales y los pensamientos que surgen. De esa manera descubriremos nuestra isla. Es recomendable tener todo esto presente, aun cuando no sea una sensación agradable. Hay que tratar de tomarla en cuenta y hacerle un lugar, pasear por nuestra isla y conocerla más y mejor. Contemplar el espacio que hay dentro y alrededor de nosotros. Descubrir qué cosas sí podemos controlar, y tratar de agrandar nuestra isla. Es importante agrandar nuestra isla interior a lo largo de la vida. Conocer los procesos mentales y los conflictos inconscientes que hay en nuestro comportamiento va a aumentar nuestra conexión interior con nosotros mismos. Esto trae equilibrio mental, crecimiento, desarrollo emocional y una manera mejor de afrontar situaciones de ‘incertidumbre’ en la vida”.
–¿La psicoterapia puede ayudar?
–Si la persona siente una dificultad muy grande a la hora de afrontar la incertidumbre, conviene recurrir a la psicoterapia. El tratamiento no tiene por objeto cambiar la realidad, sino conocerla mejor. Y también conocer mejor nuestro mundo interior y los recursos que tenemos para afrontarla. Trabajar juntos en lo que no se puede cambiar, y encontrar maneras creativas que ayuden a cambiar lo que se pueda.

La certeza es engañosa
Según el enfoque de Siván Guenzi, nadie sabe cómo se van a dar las cosas en el futuro, lo que convierte la certeza en algo relativamente engañoso. Por ello, lo único que podemos hacer es incorporar esa posibilidad en lugar de pensar que se puede evitar que sucedan cosas.
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Guenzi: La clave es la flexibilidad.
(Ofer Matitiahu)
“Pienso que la clave es la flexibilidad. Si en sus planes hay elementos en los cuales ustedes pueden ser flexibles, séanlo. Cuanto más flexibles sean en la mayor parte de los aspectos de su vida, épocas o lugares en los que su sensación de certeza es relativamente grande, disminuirá la necesidad de ustedes de controlar todo. Los tres elementos que forman parte de una persona de éxito son la rapidez a la hora de tomar decisiones, la importancia que le da al tiempo que tiene y la cantidad de inseguridad e incertidumbre que puede incorporar a su vida. Por eso, el camino al éxito en todos los terrenos -ya sea en la vida de pareja, en los negocios, en lo que respecta a la salud, la familia y otros- pasa por haber aprendido mejor a liberar la red de seguridad permanente que nosotros desplegamos debajo de nosotros”.
Según Guenzi, hay tres etapas importantes a la hora de afrontar la inseguridad y la incertidumbre:
“En primer lugar, vale la pena pensar en lo que sí podemos controlar. El conocimiento que tenemos sobre el tema, sobre las personas que nos rodean y sobre los tiempos. Se puede hacer una lista de todo lo que nosotros ‘sabemos que sabemos’ sobre los acontecimientos, sobre lo que va a suceder próximamente y sobre nuestra capacidad y la de las personas que nos ayudarán en lo que suceda.
Si no es posible controlar lo que va a suceder, sí se puede controlar la manera en la que vamos a reaccionar a lo que suceda. Podemos pensar (o incluso escribir) diferentes cosas que es posible que sucedan. Y así planear cómo reaccionaremos de la manera más adulta, equilibrada y responsable a cada una de las situaciones.
“En segundo lugar, si no es posible controlar lo que va a suceder, sí se puede controlar la manera en la que vamos a reaccionar a lo que suceda. Podemos pensar (o incluso escribir) diferentes cosas que es posible que sucedan. Y así planear cómo reaccionaremos de la manera más adulta, equilibrada y responsable a cada una de las situaciones. Si algunas situaciones posibles los hacen sentir realmente mal, pueden buscar soluciones en Internet, con amigos o con profesionales respecto a la forma en que ellos afrontan situaciones similares.
“En tercer lugar, permítanse a ustedes mismos hacer un plan en el que haya lugar para los fallos o limitaciones. Vale decir interiorizar la posibilidad de que no todo irá exactamente según lo planeado, y que no hay problema en que sea así. No considero que tengan que ceder y renunciar a sus principios, o a lo que es importante para ustedes. Pero si por ejemplo, ustedes esperan que la persona con la que tuvieron una cita el día anterior se ponga en contacto y aún no lo ha hecho, tal vez le puedan quitar importancia en cierta medida. Decidan ustedes mismos, y elijan qué es lo que podrán aceptar si los planes se complican, y qué no es aceptable de ninguna manera. Así podrán poner el acento en las cosas que son importantes para ustedes, y que éstas sucedan según los planes”.
Or-Jen recomienda ver las certezas que encierra la incertidumbre, y centrarse en ellas. En el momento que la persona entiende que nada se sobreentiende, y es capaz de ver todo como algo valioso y no sobreentendido, aumenta la capacidad de afrontar lo que falta y lo que cambia. Asimismo, una persona curiosa y creativa, y que se apega menos a lo que es seguro, no elude situaciones de incertidumbre, sino que aprende a vivir con éstas saliendo de ‘las zonas de confort’. Y utiliza la curiosidad para pensar, reflexionar e incluso encontrar nuevas oportunidades. Las personas curiosas son las que cambian su propia vida, y no esperan que la vida las obligue a cambiar. Y por eso incorporan mejor situaciones de incertidumbre”.
Además, el optimismo es algo muy importante para afrontar la incertidumbre. “El optimismo, a mi modo de ver, no es mirar la media copa llena sino afrontar la media copa vacía. Esta característica permite incorporar mejor la incertidumbre a nuestra vida, y ver no sólo lo malo y lo dañino, sino dedicarse más a lo que se espera de positivo y menos a lo que no hay. Ésta es una capacidad adquirida y no sólo innata, en la que el punto de partida es que no se puede controlar la situación, por lo que recurrimos al optimismo y a un cambio en la forma de pensar”, concluye Or-Jen.
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