La pandemia de coronavirus ha dejado a 850.000 desempleados o con licencia sin goce de sueldo en Israel, la mayoría provenientes de los sectores más débiles del país, mientras que la capacitación vocacional prácticamente se ha detenido debido a la falta de fondos.
El Comité de Trabajo, Bienestar y Salud de la Knesset fue informado el lunes de que los primeros cuatro meses de la crisis fueron efectivamente desperdiciados por el gobierno en términos de capacitación vocacional.
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Los israelíes protestan en Tel Aviv por el manejo del gobierno de la crisis financiera causada por la pandemia.
(Ynet)
Y con la forma en que progresan los acontecimientos existe una gran preocupación de que los próximos meses no serán diferentes.
El director de la División de Formación Profesional del Ministerio de Trabajo y Bienestar, la doctora Rinat Cohen, presentó datos al comité que muestran que Israel se encontraba en la peor situación posible en cuanto a la formación profesional.
El primer plan de socorro pandémico de Israel se anunció el 31 de marzo e incluyó 200 millones de shekels (casi 6 millones de dólares) destinados a capacitación profesional, la cual tenía como objetivo ayudar a los afectados por el coronavirus a encontrar nuevos empleos. Hasta la fecha, ni una parte de esa suma ha sido transferida al Ministerio de Trabajo.
Además, solo 12 millones del presupuesto anual de 64 millones destinados para capacitación profesional han sido transferidos al ministerio.
Israel sufre tanto de una gran cantidad de trabajadores con bajas habilidades profesionales producto de un sistema de capacitación vocacional muy débil, por lo que no se encuentra en una buena posición en el ranking de niveles de habilidades laborales entre los países de la OCDE, ubicándose en el puesto 28 de 34. Además, Israel ocupa el puesto 24 de 29 en cuanto a las capacidades informáticas de los trabajadores.
La inversión de Israel en capacitación vocacional para adultos se encuentra entre las más bajas entre los países de la OCDE y representa menos del 0,4% del gasto público en educación, ubicándola en los últimos cinco lugares de los 19 países encuestados.
En 2019, la división contaba con 30 millones de shekels para formación profesional y otros 36 millones para financiar la formación profesional con entidades privadas.
El presupuesto de la división para 2020 fue de 4 millones, ya que no se aprobó ningún presupuesto estatal debido al estancamiento político que duró 18 meses y que terminó con la formación de la coalición en abril. Recientemente se transfirieron otros 8 millones, lo que eleva el total del año a un tercio del presupuesto de 2019.
"Eso es todo lo que tenemos", aseguró Cohen al comité de la Knesset.
Los cursos de capacitación más efectivos son aquellos realizados en colaboración con empleadores, ya que la capacitación satisface las necesidades de las empresas, quienes también se comprometen a contratar a personas que hayan completado los cursos.
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Propietarios de pequeñas empresas y trabajadores independientes protestan en Tel Aviv por el manejo del gobierno de la crisis financiera causada por la pandemia.
(Ynet)
Sin embargo, en junio de 2019, la colaboración entre empleadores y la división de capacitación se suspendió por razones presupuestarias y no se ha renovado. Esto significa que la formación profesional, que ya era débil, se ha deteriorado aún más en el último año y, en particular, durante la crisis del coronavirus.
Aviad Schwartz, de la división presupuestaria del Ministerio de Finanzas, manifestó al comité que se liberarán 50 millones de shekels en los próximos días para capacitación profesional. La mitad del presupuesto se asignará al Ministerio de Trabajo y Bienestar y la otra mitad al Servicio de Empleo de Israel.
Sin embargo, este presupuesto solo es suficiente para capacitar a aproximadamente entre 6.000 y 7.000 personas, menos del 1% de todos los desempleados que hay actualmente en Israel.
Otra cuestión planteada por el comité es la reducción del 30% en el subsidio por desempleo cuando un receptor ingresa en la formación profesional, a pesar de que las prestaciones son significativamente más bajas que el salario mensual promedio.
La parlamentaria de Kajol Labán, Hila Shay Vazan, llamó a esta reducción "castigo por la formación profesional" y exigió su abolición.
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Itzik Shmuli, explicó que las personas desempleadas en formación profesional no sólo deberían estar exentas de deducciones en sus beneficios de desempleo, sino que incluso deberían recibir un aumento del 15% como incentivo.
Según Shmuli, los desempleados que participan en la formación profesional deberían contar con un apoyo financiero adecuado "que los animará a participar".
Jaber Asakla, integrante de la Alianza Árabe, también expresó su preocupación de que alrededor del 30% de los estudiantes árabes no podrán completar su educación debido a dificultades financieras o porque no pueden regresar a sus estudios en el extranjero. Agregó que había una necesidad urgente de capacitación profesional que permitiera que tales personas pudieran ganarse la vida.
El director de la Unión Nacional de Estudiantes de Israel, Sapir Bluzer, dijo que actualmente hay 150.000 estudiantes sin trabajo en el país.
"El Estado nunca ha luchado contra el desempleo juvenil masivo", comentó. "Estamos ante el principio de una crisis sin precedentes. Tenemos que actuar para evitar ver a una generación que sufrirá altas tasas de desempleo en los años venideros. Los jóvenes necesitan un tipo diferente de capacitación profesional: más habilidades y menos conocimiento".
