Joseph Zalman Kleinman, de 91 años, tenía apenas 14 cuando fue enviado con su familia a Auschwitz, y hoy es uno de los últimos testigos que quedan del juicio a Eichmann. El jueves pasado recibió la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus y habló acerca de la alegría y esperanza respecto de volver a la rutina y pasar tiempo con sus hijos y nietos. “Extraño salir de casa", expresó. Su esposa Haya agregó: "Extrañamos no vivir con miedo".
"Tuve mucho miedo en este tiempo de contagiarme de coronavirus", compartió Kleinman. Me alegró mucho cuando llegaron las vacunas al país porque eso trajo la esperanza de que podamos volver a la rutina. Hace casi un año que no camino por la ciudad. Realmente extraño salir de casa. Me duele no poder caminar por la calle y no poder visitar a mis nietos en su casa”, señaló.
Kleinman agregó: "Cuando vinimos a recibir la segunda dosis había muchos fotógrafos y fue muy emocionante. Me atendieron bien y todos se emocionaron de verme. La primera vacuna estuvo bien, sin efectos secundarios. Pero la noche posterior a la segunda dosis tuve escalofríos como nunca en mi vida. Ahora ya se me pasó. Espero que todo esté bien y que pronto podamos volver a la vida normal", concluyó.
Su esposa, Haya de 78 años, recibió la segunda inyección junto a él. "Estuvimos aislados y nos cuidamos", contó la mujer. "Yo salía poco y mi esposo estuvo aislado casi por completo, no salió en todo el año. Cuando vienen nuestros nietos de visita se sientan afuera de la puerta, a cierta distancia y sin contacto. En tiempos normales nosotros íbamos a talleres o Joseph iba a estudiar Torá, nos reuníamos con amigos”, relató.
Al igual que su esposo, Haya también extraña a su familia y la rutina. "Extrañamos abrazar a nuestros nietos, salir de casa y reunirnos con amigos. Extrañamos no vivir con miedo porque ese miedo nos come por dentro. Pero ahora hay esperanza de poder volver a la rutina. Mi esposo pasó por muchas situaciones y sobrevivió. Esto de ahora es pequeño en relación a lo que tuvo que pasar”, añadió.