Los datos que llevaron a Israel a determinar un cierre general continúan siendo negativos. Otras 3.182 personas dieron positivo por COVID-19 durante la jornada de ayer (domingo). La cifra se obtuvo tras la realización de más de 33.000 test, con un índice de positividad del 9,4%, el más alto en siete días.
El número de pacientes en condición crítica alcanzó un nuevo récord y asciende a 529 personas, de las cuales 135 reciben asistencia respiratoria mecánica. El número general de personas internadas en hospitales del país también mostró una marca record de 1.111 pacientes.
El total de fallecidos en Israel desde el inicio de la pandemia es de 1.126. En los últimos siete días se diagnosticaron 24.919 casos positivos, un promedio diario de más de 3.550 infectados.
El domingo, el primer ministro Benjamín Netanyahu anunció la aprobación, por parte del gobierno, de un cierre general de tres semanas para todo el país a partir del viernes.
A pesar de los datos en sentido contrario, Netanyahu afirmó que el manejo de la pandemia logró una de las tasas de mortalidad más bajas de Occidente. También afirmó que la economía de Israel se vio menos afectada debido a las primeras medidas del país, que incluyeron el cierre de fronteras y la imposición de un cierre general.
Netanyahu habló justo antes de su partida hacia Estados Unidos, donde firmará el acuerdo de paz con los Emiratos Árabes Unidos y un acuerdo de normalización con Bahrein.
El cierre general determinado por el gobierno incluye la restricción de alejarse a más de 500 metros del hogar, se prohibirán los restaurantes, gimnasios, piscinas, entretenimiento y recreación. También se dispondrá el cierre de escuelas en todos los niveles y el transporte público funcionará con un esquema limitado.
La adhesión por parte del público a un nuevo cierre sigue sin estar clara. Algunas empresas anunciaron que ignorarían la decisión del gobierno y permanecerían abiertas.