Este martes se conoció la lista de las ciudades y barrios de Israel en los que durante una semana regirá un toque de queda nocturno, y allí se confirmó una tendencia preocupante: la mayoría de las localidades “rojas” coinciden con los sectores socioeconómicos más débiles del país.
La Oficina Central de Estadísticas de Israel cuenta con un índice del 1 al 10 para definir a las ciudades del país según 14 características, entre ellas condiciones de educación, nivel de ingresos, composición demográfica. En este índice una puntuación de “1” señala a las poblaciones más vulnerables y “10” a las más beneficiadas desde el punto de vista socioeconómico. Por amplia mayoría, los municipios “rojos” definidos por el gobierno pertenecen a las escalas más bajas.
Unas 15 comunidades cuentan con un puntaje de “1”, entre ellos unos siete barrios de Jerusalem. Con un puntaje de “2” existen 18 áreas rojas. Con “3”, son 9 los sitios afectados. Y cuatro localidades están contempladas dentro del rango socioeconómico “4” y “5”. Por encima de la media, pero solo con índices “6”y “7”, se encuentran las únicas excepciones en un puñado de barrios rojos de Ashkelon, Sderot y Eilat.
Los datos no sorprenden ya que en los últimos días quedó claro que la mayor parte de los contagios de COVID-19 en Israel se concentra en poblaciones ultraortodoxas y árabes, dos de los sectores considerados más empobrecidos. Y son, a su vez, los más afectados desde lo económico: cobran los sueldos más bajos y sufren especialmente el desempleo provocado por los cierres.
Keren Terner Eyal, directora general del Ministerio de Finanza, destacó que lentamente “la economía israelí se está recuperando” pero expresó hace horas en un comité de la Knesset que siente “miedo por los efectos financieros del cierre”. Según contó la funcionaria, evitar nuevas consecuencias negativas en los bolsillos israelíes depende de “medidas diferenciales” que se deben tomar a nivel gubernamental.
En la misma exposición Terner Eyal se refirió a la perspectiva financiera de Israel en el contexto de pandemia, que estima una caída del 13,3% del PBI hacia fin de año, o inclusive del 14,5% en los cálculos más pesimistas antes de que se revierta la tendencia hacia un gradual repunte.
La directora del Tesoro también contó que en materia de subsidios ya se repartieron 5,9 mil millones de shekels, equivalente a más de 1.700 millones de dólares, y que en la primera quincena de agosto se redujo el desempleo pero todavía son muchos los israelíes sin trabajo: alrededor de 414.000 personas.