No es nuevo el dato de que fumar es perjudicial para la salud. Fumar afecta la función pulmonar y es, por lo tanto, un factor de riesgo reconocido de morbilidad, dentro del cual se puede incluir el cáncer y la enfermedad pulmonar crónica. Fumar también perjudica la respuesta inmune y reduce la capacidad del cuerpo para defenderse contra enfermedades pulmonares. Se descubrió, por ejemplo, que los fumadores tenían el doble de riesgo de contraer gripe, y en esos casos, un mayor riesgo de desarrollar complicaciones. Incluso en casos anteriores de enfermedades causadas por virus de la familia “corona”, se acumuló evidencia de una mayor mortalidad entre los fumadores: la probabilidad de morir por el virus MERS, por ejemplo, fue de 2,5 veces más que entre los no fumadores.
Hasta ahora, el SARS-CoV-2 parece causar una enfermedad grave y especialmente mortal entre adultos o personas con enfermedades de base. Sin embargo, dado que al igual que el virus MERS, el SARS-CoV-2 también ataca el tejido pulmonar, ser fumador puede sumar un factor de riesgo a la tasa de mortalidad. Los datos recopilados en los hospitales de la provincia china de Hubei durante el brote de la epidemia, refuerzan esta hipótesis.
Lo que dicen los estudios
Hasta el momento se han realizado varios estudios que investigan la relación entre el hecho de fumar o haber fumado en el pasado, con las complicaciones relacionadas al COVID-19, incluida la internación en terapia intensiva, la necesidad de recurrir a asistencia mecánica para la respiración o la mortalidad por esta enfermedad. Los estudios incluyeron diferentes grupos de muestras y se basaron en la información recopilada en las historias clínicas de los pacientes en varios hospitales.
Un estudio relativamente pequeño, con 191 pacientes, no encontró una relación estadística significativa entre el hecho de fumar y su influencia en la mortalidad por COVID-19, pero fue una excepción. Un estudio mayor, que incluyó una muestra de 1099 pacientes, encontró que el índice de fumadores entre pacientes graves era mayor que entre pacientes leves. Los datos de este estudio indican que los fumadores tienen 2,4 veces más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave que requiera de internación en terapia intensiva y asistencia respiratoria. El riesgo aumentó entre los fumadores activos en comparación con ex fumadores.
Electrónico, pero cigarrillo al fin
Los estudios realizados en China se centraron en el cigarrillo regular de tabaco, el de consumo más habitual en ese país. Sin embargo, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, y especialmente entre los jóvenes, se hizo muy popular en los últimos años el cigarrillo electrónico, un dispositivo que vaporiza un líquido que luego el fumador inhala.
En base a la llegada, todavía reciente, de la epidemia a esos dos países, es apresurado sacar conclusiones sobre su influencia en los factores de riesgo. Sin embargo, ya es posible ver algunos indicios en esa relación. Una revisión de los casos en Estados Unidos encontró una tasa inusualmente alta de pacientes de gravedad, entre los 20 y los 44 años: alrededor del 20 por ciento del total de pacientes que requerían internación y del 12 por ciento entre los de terapia intensiva.
Una de las hipótesis sugeridas fue la mayor tasa de obesidad entre esa población. Pero la segunda posibilidad sugería que los cigarrillos electrónicos, muy comunes en este grupo etario, pudieran tener aquí un rol.
Cannabis y otras drogas
¿Y qué hay de otras adicciones? Fumar cannabis expone los pulmones a daños similares a los del cigarrillo y puede ser un factor de riesgo adicional para complicaciones mortales en pacientes de COVID-19. Las drogas y los analgésicos de la familia de los opioides, que han causado en Estados Unidos una epidemia de adicción, trabajan sobre el sistema natural de alivio del dolor del cuerpo pero también suprimen la respiración. El uso de estas sustancias es un factor de riesgo en el contexto de otras enfermedades pulmonares y es posible que también lo sea en este caso. Las anfetaminas son estimulantes que causan daño al tejido pulmonar y también pueden representar un factor de riesgo.
En conclusión, todavía no tenemos datos ciertos que relaciones el uso de diversas drogas a la enfermedad, pero por lo pronto son un factor de riesgo potencial para las complicaciones y la mortalidad por COVID-19.
*Anna Rivkin es doctoranda en el Instituto de Ciencias Weizmann y es corresponsal en el Instituto Davidson.