Una cámara de seguridad en una calle de la ciudad de Arraba, una ciudad árabe en el norte de Israel, capturó a dos hombres enmascarados disparándole a otro hombre cuando salía de su automóvil, el miércoles.
El video mostraba a dos hombres conduciendo hacia la víctima, uno de ellos disparándole un tiro desde corta distancia. Mientras el hombre intentaba escapar, uno de los enmascarados lo persiguió por la calle y disparó un segundo tiro. El hombre cayó al suelo, sufriendo heridas moderadas.
Mientras tanto, en Nazaret, un funcionario del municipio local recibió un disparo en la parte inferior del cuerpo y fue trasladado a un hospital local con heridas moderadas.
La policía inició una investigación sobre si el incidente estaba relacionado con la profesión de la víctima. Los tiradores siguen prófugos.
También el miércoles, un hombre de 22 años recibió un disparo en la ciudad beduina de Tel Sheva, en el desierto de Negev. Él también fue hospitalizado con heridas moderadas.
Esa noche, un hombre de 30 años, residente de Nazaret, que se encontraba bajo arresto domiciliario en Haifa, resultó gravemente herido cuando unos desconocidos dispararon contra el patio delantero de la casa donde se alojaba.
Más tarde esa noche, tres residentes de la cercana aldea árabe de Beit Jann fueron llevados al Centro Médico Galilee en Nahariya, con heridas de arma blanca que se cree fueron el resultado de una pelea.
Y en la ciudad predominantemente beduina de Rahat, dos hombres fueron baleados y heridos el miércoles –uno de ellos de gravedad–, y trasladados al hospital en Be'er Sheva.
Esta impactante cantidad de violencia, todo en un solo día aleatorio de la semana, es lo que los ciudadanos árabes de Israel han estado enfrentando en los últimos años.
Cuando el partido islamista Ra'am se unió a la coalición, dijo que su prioridad era el establecimiento y la implementación de un plan gubernamental para hacer frente al crimen violento en las comunidades árabes. Algunos residentes de las comunidades donde ocurrieron los ataques violentos le dijeron a Ynet que estaban esperando si el nuevo gobierno podía marcar la diferencia. "Queremos ver si se puede eliminar el crimen", dijeron.
Pero una residente de la ciudad beduina de Rahat, en el sur, dijo que no era optimista. "Personalmente, tengo miedo de llevar a mis hijos a la escuela o a las tiendas", señaló.
"El tiroteo ocurre tanto de día como de noche y no tiene fin. Todos estamos en peligro. Quiero que la policía atrape a los criminales y los castigue antes de que nos maten a nosotros también", añadió.