Una dolencia grave y rara de la que enfermó un trabajador de 65 años, empleado durante años como operador de una excavadora que realizaba el dragado de canteras en las fronteras de Israel, fue reconocida recientemente como enfermedad laboral por parte de la Seguridad Social.
El trabajador se dedicaba a cavar zanjas y pozos, a crear caminos y canteras a partir de rocas en la frontera con Egipto, Líbano y Siria. El trabajo implicaba estar expuesto a una gran cantidad de polvo industrial. Hace unos dos años, al trabajador le diagnosticaron que tenía FPI (fibrosis pulmonar idiopática), tras lo cual tuvo que someterse a un trasplante de pulmones.
En los exámenes a los que se sometió, se encontraron en sus pulmones partículas de tierra llenas de sílice, un mineral natural que se libera durante ese tipo de trabajos mecánicos. Se trata de una enfermedad pulmonar rara. Hasta ahora se diagnosticó esa enfermedad 700 personas en todo el país (entre ellos Nejama Rivlin, la esposa recientemente fallecida del presidente de Israel, Ruben Rivlin). La enfermedad no tiene una causa conocida, pero en los últimos años se hicieron estudios en los que se encontró una relación entre la exposición al polvo dañino de distintos tipos y la aparición de la enfermedad.
Al principio, la Seguridad Social rechazó la solicitud del trabajador de que se reconociera la dolencia como una enfermedad laboral relacionada con las condiciones de su trabajo. El argumento que dio la Seguridad Social fue que la enfermedad no apareció debido a las condiciones de trabajo. Después de esto, el empleado presentó una demanda contra la Seguridad Social en el Tribunal de Trabajo de la ciudad de Nazaret, por medio del abogado Tal Elboim, del bufete Markman & Tomshin, en la que presentó pruebas de la relación existente entre las condiciones de su labor y la enfermedad.
El tribunal decidió nombrar a un especialista en asuntos laborales para que estudiara el caso, pero la Seguridad Social solicitó una suspensión del juicio para volver a examinar su postura con expertos del instituto. Finalmente, la Seguridad Social se retractó y reconoció que la mencionada dolencia rara es una enfermedad laboral que le da al trabajador derecho a recibir una indemnización.
El juez Merón Schwartz le dio el rango de sentencia al reconocimiento de la Seguridad Social, y dictaminó esa institución tenía que pagar 2.500 shékel por los honorarios del abogado. Una vez que se establezca el grado de incapacidad del demandante, se decidirá asimismo la indemnización que habrá de recibir de la Seguridad Social.
