Utilizar la tecnología para luchar contra el terrorismo no es nada nuevo para Gilad Erdan. El actual embajador de Israel para Estados Unidos y las Naciones Unidas se desempeñó como ministro de Seguridad Pública en su país, supervisando el desarrollo de innovaciones tecnológicas para detectar posibles actividades terroristas.
Ahora ayuda a liderar un esfuerzo internacional para combatir un tipo diferente de terror: la violencia de género. La semana pasada, las misiones israelí y estadounidense ante la ONU, junto con el Foro Michal Sela y la Federación UJA, una organización filantrópica con sede en Nueva York, auspiciaron un panel en el marco de la Comisión anual de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.
El evento estuvo enfocado en la lucha contra la violencia de género a través de la innovación y la tecnología. “Permítanme enfatizar que este tipo de terror no es menos severo que el terror contra el que solía luchar, y es por eso que estoy tan orgulloso de ser el anfitrión de este evento junto con la nueva embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield y con muchos otros dignatarios”, afirmó Erdan.
“Cuando me desempeñé como ministro de seguridad pública, utilizamos nuestras tecnologías avanzadas para desarrollar algoritmos que nos ayudaran a predecir quién sería el próximo 'lobo solitario' en atacar. Lo mismo se puede aplicar a este fenómeno, para tratar de rastrear y predecir quién será el próximo abusador o el próximo hombre violento que atacará a su pareja”, añadió.
El Foro Michal Sela fue creado en memoria de Michal Sela, una trabajadora social, de 32 años de edad, residente de Jerusalem, presuntamente asesinada por su marido hace un año y medio atrás. El hombre enfrenta ahora el juicio por la muerte de su mujer a puñaladas que tuvo lugar en el domicilio donde vivían junto a su hija de ocho meses. El hecho cobró trascendencia en el público israelí, pero el femicidio no es un hecho aislado en el país.
Los expertos señalan que el aislamiento social y las tensiones financieras provocadas por la pandemia de COVID-19 provocaron un fuerte aumento de la violencia de género a nivel mundial.
“Imagínese que nos enfocáramos solo en limpiar los escombros después de un ataque terrorista, pero no en evitar que los terroristas cometan sus actos atroces”, expresó Thomas-Greenfield en el panel que se desarrolló el miércoles pasado. “E imagínese si solo intentáramos ayudar a las personas con COVID-19 una vez que se enferman y llegan al hospital, en lugar de usar máscaras, practicar el distanciamiento social y desarrollar una vacuna preventiva. Necesitamos enfrentar la violencia de género previniendola”, señaló.
Hace poco menos de un año, algunas grandes empresas de tecnología participaron de un hackatón que organizó la hermana de Michal Sela, Lily Ben Ami, en el cual 1.800 trabajadores informáticos de Israel corrían para desarrollar nuevas herramientas tecnológicas contra la violencia de género. Erdan participó en ese evento en la elección de los ganadores.
"Desarrollaron algoritmos y aplicaciones muy sofisticados. Hay un brazalete digital y otros dispositivos que se pueden instalar en una casa y que pueden advertir cambios en el comportamiento habitual del hogar y alertar a la policía o a alguien de la familia”, ejemplificó el diplomático.
Erdan citó también el desarrollo de aplicaciones ocultas que pueden alertar al dueño del teléfono o a contactos de confianza si detectan un comportamiento sospechoso en el teléfono que indique que un tercero está revisando el dispositivo. Otra aplicación puede enviar una señal a la policía a través de la detección de voz de un código predeterminado.
Un tercer proyecto desarrolló un sistema automatizado para analizar registros médicos en busca de signos de abuso repetido entre pacientes de hospitales y clínicas, que utilizaría la información de las bases de datos nacionales.
Eric Goldstein, director ejecutivo de la Federación UJA, destacó que “antes de llegar a la innovación y la tecnología, es necesario comprender y participar con sensibilidad cultural en torno al tema de la violencia de género. En ciertas partes de nuestra comunidad judía, existe un profundo estigma asociado a incluso denunciar esa violencia, lo cual hace necesario trabajar con organizaciones de base locales para que las mujeres víctimas de violencia sean empoderadas y sepan que no tienen que simplemente soportarla”, concluyó.