El profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalem, Yinon Ashkenazy, advirtió al gobierno que la línea de 800 pacientes graves será traspasada antes del fin de semana. El escenario fue presentado a los ministros durante una reunión el lunes. Ashkenazy explicó además que la gran mayoría de contagios de COVID-19 sucede en espacios interiores, mientras que al aire libre el riesgo de contraer el virus es mínimo si se mantiene el distanciamiento social.
Según sus dichos, el uso de máscaras es más importante en interiores, pero aún así no es un método de prevención a prueba de todo. La necesidad de restringir la concentración de gente sigue siendo crucial.
El profesor Eran Segal del instituto Weizmann, quien junto con Ashkenazy asesora al gobierno respecto de la pandemia de coronavirus, evaluó que dentro de máximo tres semanas, los hospitales tendrán que atender a 1.600 casos graves de COVID-19.
"Hemos visto un aumento en los resultados positivos del testeo que indica que la morbilidad es más alta que lo que muestran las cifras", sostuvo Segal en una entrevista a Ynet. "Considerando que el 20% de los pacientes graves muere a causa del virus, nuestras predicciones muestran un aumento de 6.000 de esos casos a mediados de noviembre y un estimado de 1.200 muertes en el peor de los casos y 3.500 enfermos graves y 700 muertes en un escenario optimista", agregó.
Segal señaló también que, desde agosto, Israel evidencia un exceso de mortalidad del 10% respecto al mismo periodo de 2019, en comparación con los meses anteriores de pandemia en que la mortalidad comparada era inferior al año pasado.
Entretanto, el gabinete de ministros discute un endurecimiento de la medida de cierre general. El lunes, el primer ministro Benjamín Netanyahu criticó a quienes no acataban la medida impuesta para frenar la propagación del coronavirus y afirmó que "no vengan a quejarse con nosotros respecto a la cantidad de contagios”.
Sus palabras fueron dirigidas a la legisladora del Likud, Yifat Shasha-Biton, quien encabeza el Comité de Coronavirus de la Knesset, y había cuestionado algunas de las decisiones del gobierno.
Shasha-Biton respondió a las críticas sugiriendo que el primer ministro dejara de culpar a otros y se responsabilizara de las políticas de su gobierno: “Debemos aumentar la capacidad hospitalaria, establecer un mecanismo de rastreo eficiente y conseguir el apoyo del público", expresó la parlamentaria.