A la llegada de un bus turístico con israelíes a Sebastia, un gran yacimiento arqueológico, en la ciudad cisjordana de Nablus, jóvenes palestinos lo recibieron a pedradas.
"No nos recibieron muy bien, además de las piedras, por la decoración que le pusieron a la entrada del yacimiento", comentó el guía turístico israelí Baruch Elitzur, refiriéndose a una bandera palestina.
El teniente de alcalde de Sebastia, Dr. Nizar Kayed, insistió, sin embargo, en que "ningún israelí que llegara en su coche fue atacado".
"Cuando vienes con el ejército a un lugar turístico, y el ejército saca las armas, entonces la gente tira piedras. Un lugar turístico es un lugar pacífico. No hay necesidad de ejércitos", respondió Kayed al ataque a los turistas.
Los visitantes israelíes vinieron a explorar el antiguo yacimiento arqueológico de Sebastia, ruinas enterradas bajo capas que datan de los siglos IX y VIII, conocida entonces como Samaria: la capital del reino de Israel durante el periodo del Primer Templo Judío del rey David y el rey Salomón.
Pero antes de entrar en el antiguo yacimiento, los visitantes cruzan líneas de control invisibles.
La ciudad se encuentra en la zona B, bajo jurisdicción mixta de la autoridad civil palestina y la seguridad israelí. Pero el yacimiento se encuentra en la zona C, bajo control israelí, incluida la Autoridad de Parques y Naturaleza.
"Preferiríamos que también [se agregara al control israelí] a la zona C y que no hubiera una bandera palestina", declaró Uzi Dayan, ex jefe adjunto del Estado Mayor del ejército israelí.
Una coalición formada por el partido Fatah del presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, y el Frente Popular para la Liberación de Palestina dirige el municipio. El antiguo emplazamiento de Sebastia, fuera de temporada, parece un pueblecito adormecido, aunque sus muros lo dicen todo, cubiertos de imágenes de palestinos armados.
Una delegación de Corea del Sur visitó recientemente la ciudad palestina y se reunió con el alcalde y su adjunto, así como con funcionarios del Ministerio de Turismo y Antigüedades de la AP, lo que provocó la alarma de los medios religiosos israelíes: "Corea del Sur ayuda a restaurar el yacimiento arqueológico como patrimonio palestino", rezaba un titular.
Pero la embajada de Corea del Sur en Israel informó a i24NEWS que el informe era "incorrecto".
"El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel aclaró el asunto con Corea. La visita a la zona tenía por objeto conocer el lugar turístico en vista de la llegada de turistas coreanos", reconocieron.
Pero Dayan no se lo tragó: "Con el debido respeto al gobierno surcoreano, quien decidirá lo que ocurre en el lugar es Israel".
Por otro lado, para Kayed, todo es una tormenta en una taza de té. "Este proyecto es para mejorar el turismo en Sebastia. No se actúa en el yacimiento arqueológico. Sólo para fomentar el turismo. Y está en la zona B, que es nuestra responsabilidad", manifestó.
Según él, los esfuerzos surcoreanos para impulsar el turismo podrían incluir la construcción de un museo, senderos o incluso algunos albergues.
Un folleto publicado por el Ministerio de Turismo y Antigüedades palestino no menciona los vínculos judíos con Sebastia. Las palabras "judío", "Israel" o "Samaria" se sustituyen por "principios de la Edad de Bronce" o "Edad de Hierro II".
"Puedes acudir a los expertos en historia y ellos te lo explican", se defendió Kayed. "No hay ningún problema con la religión del pueblo judío. Es parte de nuestra historia", agregó.
"Supongo que este folleto en realidad intenta ser demasiado políticamente correcto", afirmó Dayan. "Así que se limitan a hablar de periodos arqueológicos", planteó.
El folleto tampoco menciona las raíces palestinas, ni al profeta Musa y al rey Dauod, los nombres árabes de Moisés y el rey David.
Excavar capas y capas de civilizaciones puede ser destructivo. Cuando se llega al lecho rocoso, la arqueología se acaba y entra en juego la política. Fortalecer el vínculo judío entre el Israel antiguo y el moderno es una herramienta que impulsa la reivindicación del Estado judío sobre Cisjordania.
"No somos extranjeros en este lugar. En realidad, éste era nuestro reino y nuestra herencia", declaró Dayan.
Luego, Kayed señaló unos pilares antiguos.
"Son ruinas romanas. ¿Permite esto al pueblo italiano decir: 'Esta es nuestra tierra'? No. Las ruinas y la historia no son herramientas para despreciar a la gente e ignorar nuestros derechos a la libertad y a nuestra tierra", manifestó.
Como demuestra Sebastia, hay una cosa en la que israelíes y palestinos pueden estar de acuerdo: la batalla por la soberanía de los lugares bíblicos es, en cierto sentido, la piedra angular de su conflicto.