Más de 200 mil personas participaron hoy (jueves) en la “Asamblea del Millón” en Jerusalem, convocada por la comunidad ultraortodoxa en protesta contra el servicio militar obligatorio, en medio de arrestos de desertores. Como consecuencia de la masiva concentración, la Ruta 1 fue cerrada al tránsito privado en ambos sentidos desde el mediodía.
Durante la manifestación, un adolescente cayó desde un edificio en construcción y falleció en el acto, según informó el servicio de emergencias MDA. Tras el trágico incidente, el locutor anunció el cierre inmediato del evento y pidió a los presentes que se dispersaran con precaución. La concentración finalizó sin música ni bailes, y la policía inició una investigación. “Cuídense mucho. Aléjense de zonas en obra y bajen con cuidado de las grúas. Señores, esto es un peligro de vida”, se escuchó desde el escenario.
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Muchos de los manifestantes participaron desde obras y edificios en construcción.
(Ynet)
Muchos de los asistentes llegaron en tren o en autobuses organizados. Al dispersarse, portaban pancartas con consignas tanto de los organizadores como de grupos independientes. Entre ellas se leía: “Israel es Stalin”, “No tememos a los arrestos, temblamos ante los objetivos”. En el centro de la asamblea se exhibieron carteles con la imagen de Ariel Shamai, estudiante de la yeshivá Atéret Shlomó, detenido y encarcelado por no presentarse ante las citaciones militares.
Durante el evento se registraron disturbios: manifestantes atacaron a una periodista del canal Keshet, arrojándole piedras, botellas y palos.
Congestión extrema y voces desde la asamblea
Desde temprano, las estaciones de tren se vieron colapsadas. Multitudes se agolparon en escaleras y vagones, y se abrieron los portones para permitir el flujo libre de pasajeros. “Avancen, avancen, simplemente avancen”, se les indicaba. El ingreso a la ciudad sólo fue posible en autobuses previamente coordinados, y la policía advirtió sobre congestiones severas desde la mañana y en los días previos.
Al salir de la estación, cientos de jóvenes ultraortodoxos marcharon por la calzada desde el Puente de las Cuerdas hacia el centro, algunos siguiendo al rabino Dov Landau. Gritaron “¡Sionistas malditos!” y arrancaron un cartel que decía “Todo el pueblo es FDI”. Algunos desplegaron mantos de oración con inscripciones como “Es mejor morir por nuestra fe”.
Yehuda Yosef, residente de Beit Shemesh, explicó que llegó a Jerusalem “para clamar con fuerza” tras el llamado de los grandes rabinos. “Miles de estudiantes de yeshivá están en riesgo. Debemos mantenernos firmes en nuestras instituciones”, dijo. Aunque reconoce los desafíos del ejército, considera que la solución no es reclutar a los estudiantes religiosos: “El mundo existe gracias a la Torá. No vamos al ejército porque debilita nuestro estilo de vida. Seguiremos obedeciendo a nuestros líderes espirituales, sin importar qué ley se apruebe en la Knéset”.
Durante los bloqueos en la Ruta 16, un policía fue atropellado por un autobús que no lo vio y resultó herido de forma moderada. Se investigan las circunstancias.
Contramarcha de reservistas
Frente a la asamblea ultraortodoxa, se organizó una contraprotesta de reservistas, entre ellos Yanai Namia-Cohen, quien llegó directamente desde la base de Tze'elim, junto a su amigo Naftali Hoffenheimer. Portaban un cartel que decía: “Esta asamblea es en memoria de nuestros 921 hermanos y hermanas caídos en la guerra por la tierra y la Torá”. A su lado estaba Olivier, padre de Yanai, llamando a recordar a los caídos.
Caos previo a la asamblea
A las 12:30 estaba previsto el cierre de la estación “Jerusalem Itzjak Navón”, decisión tomada por Israel Railways y la policía “para proteger al público”, dado que la estación se encuentra en el epicentro del evento. Sin embargo, ante el colapso del transporte público, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, realizó una reunión con el comisionado Dany Levy y se decidió extender el funcionamiento de la estación hasta las 13:30, con presencia de personal de seguridad. La última formación hacia Jerusalén salió de Herzliya a las 12:54 y de Savidor a las 13:05; la última desde Jerusalén partió a las 13:39, tras lo cual la estación fue cerrada hasta el final de la asamblea.
En imágenes desde la estación “Tel Aviv Savidor”, se vio a cientos de ultraortodoxos agolpándose en las puertas del tren rumbo a Jerusalem, minutos antes del cierre. La aglomeración recordó escenas de tragedias pasadas, cuando pasajeros intentaban ingresar antes de que se cerraran las puertas. Autoridades del transporte advirtieron sobre el colapso en las líneas hacia Jerusalem. Decenas de miles de ultraortodoxos colmaron los andenes y escaleras mecánicas en la estación de Jerusalem, entonando: “No creemos en el gobierno de los infieles”.
El público ultraortodoxo expresó su indignación por el cierre de la estación, calificándolo de “ilegítimo”. Israel Railways aseguró estar preparada para operar y sumar trenes, pero condicionó el servicio a la seguridad de los accesos y a que la policía levante la restricción sobre la cantidad de pasajeros por formación.
La decisión se tomó tras una carta contundente enviada por la dirección de la empresa al comisionado de policía, revelada por Ynet, en la que se advertía: “Sin una instrucción clara y escrita, no podremos reforzar el servicio hacia Jerusalem”. La empresa alertó que no podría afrontar la demanda sin seguridad en la estación.
A pesar de la enorme cantidad de asistentes, solo 2.000 policías custodiaron el evento, la misma cifra que en la Marcha del Orgullo en Jerusalem, que reunió apenas a 10.000 personas. La policía y el sistema de transporte habían advertido sobre una posible parálisis total del tránsito entre Gush Dan y Jerusalén.










