"Decidimos dejar la alta tecnología y los grandes sueldos y construir una casa de cannabis en el Sur de Israel”
Assaf e Hila Bukish eran una pareja dedicada a la alta tecnología. Vivían en Tel Aviv y solían ir de vacaciones a esquiar en el invierno y viajaban al exterior una vez cada dos meses. Pero se dieron cuenta que algo de esa vida no terminaba de satisfacerlos. Se mudaron a Tzukim, una pequeña ciudad cercana a la frontera con Jordania, abrieron una tienda de alimentos orgánicos y comenzaron a construir su casa con cannabis industrial.
"Parece que estamos locos, pero hicimos las cosas de a poco”, señala Assaf, e Hila agrega: "Primero nos mudamos a una comunidad agrícola, dejé el trabajo y empecé a interiorizarme en los alimentos orgánicos y en por qué sus precios eran tan elevados. Comencé a traer bolsas grandes y a venderlas a personas cercanas, sin fines de lucro”, recuerda.
“Cuando nos mudamos a Arava, instalamos nuestra propia tienda en Tzukim para hacer accesible esta comida y se creó una comunidad a nuestro alrededor”, cuenta Hila.
Assaf explica en qué consiste la casa hecha con cannabis: “Estamos construyendo nuestra casa con cáñamo, que es la fibra que se obtiene de la planta de cannabis. Es un material caro. Nos fuimos chocando con la realidad y si bien al final no va a ser algo barato, al menos va a ser una casa que construimos con nuestras propias manos", explica Assaf.
Criando ocho hijos y un rebaño de cabras
Eid y Selma Ramak al-Azzama viven en la zona de Mitzpe Ramon, en el desierto del Negev. Allí crían a sus ocho hijos y un rebaño de cabras. Se ganan la vida con el turismo. "La gente dejó de viajar y eso fue difícil para nuestra forma de sustento. Nos encanta que la gente venga y conozca la forma en que se vive acá”, explica Eid.
En su relato, Eid muestra nostalgia por los días en que vivían en comunidad en el campo, todos juntos en las mismas tiendas de campaña: "Cada uno hacía su trabajo y después se intercambiaba: uno producía aceitunas, otro hacía harina. Hoy la vida es dura. En otra época no hubiésemos ido a Be'er Sheva a hacer grandes compras como ahora. Hoy se necesita mucho dinero para vivir”, evalúa.
"Éramos ricos pero sentíamos que eso era injusto, queríamos vivir como todos”
Vivian y Uri Blankfeld emigraron a Israel desde San Pablo, Brasil, siguiendo los pasos de su hija y se establecieron en Kfar Saba. Viven en un apartamento alquilado. “En San Pablo alquilamos nuestro departamento y con eso pagamos el de aquí”, cuenta Uri.
En Brasil, la familia vivía con un alto nivel. "Teníamos un gran negocio y un apartamento muy grande con seguridad, piscina, un gimnasio en el edificio y teníamos otra casa en la playa", repasa Uri. "Teníamos una empleada que hacía todo por nosotros. Acá no la tenemos y las tareas del hogar las hacemos nosotros”, relata.
La familia decidió renunciar a las comodidades de su vida en Brasil. “Nos molestaba que tuviéramos ese nivel de vida y junto a nosotros había centenares de gente viviendo en la calle. Era como vivir en una burbuja. Aquí me siento bien de que todos sean más o menos iguales. Éramos ricos pero no era justo, y preferimos dejarlo todo y vivir como todos”, afirman.