El presidente de Bolivia, Evo Morales, renunció este domingo desde su cuna política en la región central de Cochabamba después de tres semanas de protestas contra su polémica reelección y tras perder el apoyo de las Fuerzas Armadas y la Policía.
"Renuncio a mi cargo de presidente para que (Carlos) Mesa y (Luis Fernando) Camacho no sigan persiguiendo a dirigentes sociales", anunció Morales por televisión, aludiendo a los líderes opositores que convocaron protestas en su contra, desatadas el día siguiente de los comicios del 20 de octubre.
Horas antes, Morales había convocado a nuevas elecciones tras una auditoría de la OEA que detectó "serias irregularidades" en los comicios, pero la medida no fue suficiente. Las Fuerzas Armadas y la Policía solicitaron su renuncia, sumándose a un pedido de líderes opositores.
"Luego de analizar la situación conflictiva interna, pedimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial permitiendo la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad, por el bien de nuestra Bolivia", afirmó el general Williams Kaliman ante la prensa.
El vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, dimitió también.
En medio de una nueva ola de violencia, ministros y funcionarios habían renunciado en bloque a sus cargos.