“Llegamos a casa, pido un aplauso a todos los que trabajaron duro para traernos de vuelta”. A través de los parlantes del avión, y con las emotivas palmas de todos los pasajeros, en las últimas horas se concretó el regreso a Israel de un grupo de 65 ciudadanos que estuvieron varados en Argentina por el coronavirus.
El viaje comenzó el domingo e incluyó dos escalas en aeropuertos internacionales, pero la aventura comenzó mucho antes: la organización entre los turistas, el trabajo en conjunto con la embajada de Israel en Buenos Aires y la coordinación con la empresa Amsalem fueron gestiones de varios días que permitieron este vuelo.
“Pasaron muchas cosas: padres preocupados, llamadas, correos electrónicos, contactos con miembros de la Knesset, embajadas y propuestas para recaudar fondos”, contó Idan Elkayam, uno de los jóvenes israelíes a quienes el coronavirus sorprendió muy lejos de su casa, y que coordinó un grupo de WhatsApp en busca de una solución junto a personas que estaban en la misma situación.
Tras algunas gestiones que se frustraron a lo largo de un mes, finalmente la agencia de viajes Amsalem consiguió los permisos necesarios y se reunieron 65 personas para lograr el tan ansiado regreso. Otro grupo de israelíes, por motivos económicos o personales, todavía permanece en Argentina.
El avión partió desde el aeropuerto internacional de Ezeiza y para eso cada uno de los pasajeros debió llegar en un taxi y con un permiso de circulación avalado por la embajada. “Cuando despegó el vuelo fue un momento muy emocionante, por fin podíamos irnos de Argentina después de un mes de encierro y vuelos cancelados”, describió Idan sobre ese momento.
La primera escala fue en San Pablo y todos los pasajeros dispusieron de dos horas para realizar nuevamente el checkin, ya que el viaje que había comenzado a través de la aerolínea Latam debía continuar en un avión de Air France.
El cruce al continente europeo duró diez horas. La estadía en París demoró otras seis, pero a los involucrados les parecieron eternas por algunos obstáculos que debieron sortear: “Una pareja de personas mayores se desencontró dentro del aeropuerto, a una mujer le sellaron el pasaporte y entró a territorio francés, un ómnibus nos llevó a una terminal equivocada, y más”.
Junto a otros 40 israelíes que estaban varados en Francia, el último tramo duró cuatro horas y se realizó en un avión de la aerolínea Israir. Cuando la nave aterrizó en Israel, había pasado un mes desde el comienzo de la odisea y casi dos días desde que cada uno de los israelíes se subió a un taxi en Buenos Aires.
Más allá de la emoción y los aplausos de bienvenida, el regreso a casa todavía debe sortear un nuevo obstáculo: como cada ciudadano que llega del extranjero, todos los israelíes que volvieron al país deben atravesar un período de aislamiento obligatorio de 14 días en uno de los hoteles dispuestos por el gobierno para tal fin.
“El último autobús del aeropuerto Ben Gurión salió a la 1.30 de la mañana”, cerró su relato Idan. Aislados en Jerusalem, Tel Aviv o Tiberia, cada uno de ellos cuenta los días para el tan ansiado regreso a casa. Con el deseo compartido de que todos gocen de buena salud, y que la próxima travesía por Sudamérica sea menos turbulenta.