Inmigración ilegal
La sinagoga protege a la familia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas.
AFP
Es la única sinagoga de Estados Unidos que se sabe que brinda refugio a inmigrantes indocumentados.

Una sinagoga de Washington está brindando amparo a una familia de inmigrantes de Guatemala

La congregación del Templo Beth Hatfiloh protege a una mujer y su hijo, quienes iban a ser expulsados de Estados Unidos.

Ben Sales (jta.org) - Adaptado por Iñaki Landivar |
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En unas semanas, la congregación del Templo Beth Hatfiloh en Olympia, Washington, se reunirá para el servicio de Yom Kippur, en el que una frase en la liturgia tradicional declara: “Mi casa será una casa de oración para todas las naciones”. En el caso de esta sinagoga, eso será literalmente verdad. La semana pasada, la congregación judía reconstruccionista del sur de Seattle acordó proveer santuario para María Pablo Matías, una mujer indocumentada de Guatemala, y su hijo. Ambos están viviendo en la sinagoga para protegerse del arresto y la deportación. Beth Hatfiloh es la única sinagoga de Estados Unidos que se sabe que brinda refugio a inmigrantes indocumentados, según informa T’ruah, un grupo rabínico de derechos humanos. “Estamos comprometidos a la justicia social. Tikkum Olam funciona de esta forma directa. Es muy movilizador, muy satisfactorio”, afirmó el rabino Seth Goldstein, usando la frase hebrea que significa “reparar el mundo”. “Trabajar directamente de esta forma para ayudar a inmigrantes es un asunto muy personal para la comunidad judía”, agregó.
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Beth Hatfiloh
Beth Hatfiloh
Es la única sinagoga de Estados Unidos que se sabe que brinda refugio a inmigrantes indocumentados.
(Beth Hatfiloh)
Pablo Matías no habla con la prensa, y la sinagoga se negó a compartir detalles de su historia y la identidad de su hijo por motivos de privacidad. Pablo Matías huyó de la violencia doméstica en Guatemala hace años y llegó pronto al área de Olympia. Su solicitud de asilo en Estados Unidos fue rechazada, y la semana pasada se le ordenó que dejara el país o sería deportada, aunque aún posee medios legales para apelar la decisión. No sabe si podrá dejar la sinagoga. El templo afirma que se enteró del caso de Pablo Matías a través de grupos activistas locales. El vivir en la sinagoga protege a la familia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas porque la agencia considera que las casas de oración, al igual que escuelas y hospitales, son “localizaciones sensibles” en las que no realizan arrestos sin permiso. La sinagoga posee un patio, pero hasta donde Goldstein sabe, Pablo Matías y su hijo no han dejado el edificio. Según Michael Ramos, director ejecutivo del Consejo de la Iglesia de Gran Seattle, dos iglesias de la zona han otorgado santuario a inmigrantes indocumentados. Asimismo, explicó que 55 templos lo han hecho a lo largo del país. “El santuario no es algo fácil de atravesar porque estás en un espacio limitado por un largo período de tiempo. No puedes salir. Al mismo tiempo, una congregación debe comprender que una persona está en riesgo de deportación y debe constantemente apoyar a la familia”, explicó Ramos.
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Inmigración ilegal
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El vivir en la sinagoga protege a la familia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas.
(AFP)
Beth Hatfiloh lo ha estado haciendo con éxito. La congregación ha establecido un departamento para Pablo Matías y su hijo con una cama, sillón, televisión, juegos y libros, incluyendo algunos en español -aunque la lengua nativa de Pablo Matías es el idioma maya mam. También tienen un baño y ducha, y un área de la cocina. Un grupo de 75 voluntarios planea hacer sus compras y lavandería, incluyendo comprar a Pablo Matías ingredientes que conoce. Al poco tiempo de llegar, preparó tortillas en la cocina. La sinagoga dedica U$S 500 mensuales para sus necesidades. La mujer y el niño viven en un espacio separado al de donde se realizan las plegarias, aunque Goldstein sostiene que son bienvenidos a unirse. Líderes de Beth Hatfiloh les han contado un poco acerca del judaísmo y el ritmo de vida de la congregación. La sinagoga se ha comprometido a tener un voluntario en el lugar en todo momento para mantener acompañada a la familia y ayudarla ante cualquier necesidad. Cathy Wasserman, quien ha pasado dos noches con la familia, se ha hecho cercana a Pablo Matías a pesar de la barrera idiomática. Wasserman habla español, y dice que las dos han logrado conversar por medio de una combinación del lenguaje, gestos, e imágenes en el teléfono. La sinagoga también tiene acceso a un intérprete de mam si hace falta. “Comenzamos a formar una amistad, jugamos juntas y aprendimos una de la otra. Compartimos lo que es ser miembro de la comunidad, compartimos nuestras experiencias. Soy una mamá, María es una mamá, y hasta ahora todo ha sido muy satisfactorio”, explicó.
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Inmigración
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La inmigración es un tema que genera grandes divisiones en Estados Unidos.
(AFP)
Los judíos estadounidenses apoyan la inmigración pese a que el tema causa una gran división a nivel nacional. Beth Hatfiloh es una de las más de 70 sinagogas que se han unido a Mikdash (“santuario” en hebreo”), un movimiento dirigido por T’ruah para alentar a las sinagogas a formar coaliciones para trabajar por los derechos de los inmigrantes. “Espero que otras comunidades judías sigan su ejemplo y tomen un compromiso con sus vecinos”, afirmó el rabino Salem Pearce, director de organización de T´ruah y quien ayudó a Goldstein mientras la congregación se preparaba para convertirse en un santuario. En enero, la sinagoga de Filadelfia Kol Tzedek se comprometió a apoyar a una familia salvadoreña de siete que huyó de la violencia de bandas luego del secuestro y asesinato de uno de los hijos. Kol Tzedek recaudó más de U$S 60 mil para los gastos de la familia por al menos un año mientras espera una audiencia de asilo. “Pasamos mucho tiempo conociéndolos, construyendo una confianza y haciéndolos sentir seguros en vista del trauma que sufrieron. En mis huesos están el conocimiento de que hubo gente que arriesgó sus vidas para esconder a mi propia familia en Italia durante la Segunda Guerra Mundial y mi propio sentimiento de obligación espiritual y religiosa de estar en solidaridad con la humanidad y la dignidad de todos”, afirmó el rabino Lev Fornari. Goldstein remarcó que Beth Hatfiloh tuvo largas discusiones antes de abrirse al santuario físico. Según explicó, hubo preocupación acerca de si la sinagoga sería puesta en riesgo, pero los miembros sintieron que era lo correcto. “Por un lado, hacemos algo por una persona y esperamos cambiar su vida para bien. Por el otro, estamos haciendo algo por todos los que son enfrentados por el sistema inmigratorio que tenemos”, sostuvo.
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