Bajo el nombre “Volver a casa” aterrizó en el aeropuerto Ben Gurion un vuelo especial organizado por la Agencia Judía y el Movimiento Juvenil Sionista, con el apoyo del Keren Hayesod. Viajaban allí 230 personas entre familias migrantes, jóvenes de movimientos juveniles e israelíes repatriados.
En el aeropuerto fueron recibidos por el presidente de la Agencia Judía, Yitzhak Herzog, y el presidente de Keren Hayesod, Sam Grundwar. Herzog se dirigió a los recién llegados: “La inmigración nunca se detuvo ni siquiera en las crisis más severas experimentadas por el Estado de Israel”, expresó. “Incluso en este difícil momento, ante la presencia de una pandemia global, familias con hijos, parejas, hombres y mujeres solos, vienen a Israel desde todo el mundo y hacen realidad la visión sionista y establecen aquí su hogar y su familia. La historia de la inmigración es una historia fascinante que nos toca a casi todos, como primera, segunda o tercera generación de migrantes”, concluyó.
El presidente de la Agencia Judía agregó además que “estamos ante el comienzo de una nueva ola de inmigrantes que absorberá alrededor de un cuarto de millón de personas en los próximos 5 años. Se trata de jóvenes académicos, empresarios y de profesiones solicitadas. El Estado de Israel debe aprovechar esta oportunidad. El gobierno, junto a la Agencia Judía y otros organismos involucrados, debe preparar un plan nacional. Desaprovecharla sería cometer un error histórico”.
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Representantes de los movimientos juveniles recién llegadas de México.
(Motti KimchiMotti Kimchi)
La familia de una leyenda del fútbol
Entre los pasajeros se encontraba una familia muy especial que con su viaje a Israel cierra el círculo de una historia de años. “El coronavirus no nos permitió despedirnos, pero el vuelo de la Agencia Judía nos dio la oportunidad de emigrar a Israel”, cuenta Meir Castro, hijo de Nachman Castro, famoso ex jugador de fútbol del Hapoel Tel Aviv y de la selección nacional de Israel.
Meir llegó a Israel junto a su esposa Jenny, y sus hijos Sharon y Eyal, de diez y siete años, respectivamente. Los niños, de la mano de su abuelo, la leyenda del fútbol, habían recorrido el país hace un año y se enamoraron de Israel.
Nachman Castro jugó para la selección israelí en los Juegos Olímpicos de México en 1968. En el Estadio Olímpico conoció a quien sería luego su esposa, Susie, también mexicana, que llegó hasta allí para alentar al equipo israelí. “Hace años mis padres construyeron su vida en Israel y aquí es donde nacieron mis hermanos mayores”, cuenta Meir, padre de la familia e hijo del futbolista.
Después de la guerra de Yom Kipur, el futbolista y su esposa volvieron a México, donde nació su hijo menor, Meir. Meir es abogado y junto a su esposa Jenny, psicóloga, tuvieron a Sharon y Eyal. El matrimonio cierra el círculo al regresar a Israel para criar a sus hijos. “Al principio tenemos que estar dos semanas en aislamiento en Raanana y después vamos a decidir dónde construiremos nuestra nueva vida. Sharon se está entrenando en disciplinas olímpicas y espero que pueda hacer una carrera deportiva en Israel como la de mi padre”, concluye Meir.
La tercera comunidad más grande de Latinoamérica
La comunidad judía de México es la tercera más grande de América Latina, después de Argentina y Brasil, y cuenta con unos 50.000 judíos; la mayoría de ellos son habitantes de la Ciudad de México. Se trata de una comunidad organizada en un amplio sistema educativo conformado por escuelas judías y movimientos juveniles sionistas.
Desde el comienzo de la pandemia, tanto instituciones educativas como movimientos juveniles mudaron sus actividades al ciberespacio. A su vez, las organizaciones de la comunidad trabajaron en la asistencia a la sociedad mexicana en diversas áreas bajo el espíritu del valor judío de “reparar el mundo”.
La Agencia Judía abrió, durante la primera mitad del año, 2.269 expedientes de inmigración de América Latina, en comparación a los 1.839 del mismo periodo el año pasado; un aumento del 23%.
