El mandato de Benny Gantz para formar un gobierno en Israel llegó a la mitad de su plazo. A dos semanas de haberlo recibido, y con otras dos semanas por delante para tratar de lograrlo, no se perciben grandes avances y crece la preocupación por una posible nueva convocatoria a elecciones.
Después de algunos días sin contactos formales, este miércoles se reencontrarán los equipos negociadores de Kajol Labán y Likud, los dos partidos principales que intentan formar el gobierno de unidad que consolide a la próxima Knesset y evite una nueva ronda electoral.
Durante el martes trascendió que desde Kajol Labán pedirán al Likud, representante a su vez de un bloque de partidos de derecha, la disolución del Ministerio de Comunicaciones y el establecimiento de una autoridad independiente del poder ejecutivo. "Es un modelo que se utiliza en muchos países, inclusive alguna vez se evaluó en Israel", adelantaron desde el partido.
Esta propuesta, que esconde una crítica a las políticas de Netanyahu por sus supuestos intentos de intervenir en el mercado de medios, fue acompañada de una acusación pública de Gantz hacia el primer ministro que evidencian que las conversaciones se desarrollarán en un contexto tenso.
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Gantz, Netanyahu y un acuerdo que no llega. Mañana habrá una nueva reunión entre los partidos
(Ynet)
"Netanyahu no está dispuesto a renunciar al bloque de derecha, ni a la inmunidad, ni a discutir los fundamentos de un gobierno de unidad. Netanyahu quiere arrastrar a Israel a una tercera campaña electoral y haré todo lo posible para que eso no ocurra, voy a hacer todo para formar un gobierno", manifestó el candidato a primer ministro, quien de esa manera sugirió la posibilidad de una coalición sin el Likud.
Gantz tendrá tiempo hasta el 20 de noviembre para presentar una coalición con mayoría en la Knesset. Si no lo logra, antes del 11 de diciembre 61 integrantes del parlamento podrán sugerirle a Rivlin por escrito la postulación de un nuevo posible primer ministro, que dispondría de dos semanas para presentar su plan de gobierno. Esa sería la última instancia previa a una nueva convocatoria a elecciones en 2020, que sería la tercera en menos de un año para la sociedad israelí.
