El Municipio de la ciudad israelí de Bnei Brak, con mayoría de religiosos ultraortodoxos, intenta controlar la situación por medio de una suerte de cuartel general especial para la lucha contra el coronavirus. Uno de los principales problemas es monitorear a las personas que requieren aislamiento pero aún no han enfermado. “Prevemos un aumento del número de enfermos porque los habitantes de la ciudad comenzaron a acatar tarde las medidas”, expresan los funcionarios. Hay planes para de trasladar a 4.500 ancianos a hoteles fuera de la ciudad
Quien encabeza el cuartel general de la lucha municipal contra el coronavirus es el ex jefe del Comando de la zona Centro, el teniente general (de la reserva) Roni Numa. En el citado cuartel general no se hacen ilusiones con vistas al futuro inmediato: “Prevemos un aumento del número de enfermos porque la población tardó en acatar las instrucciones”.
Ahora, los esfuerzos del Municipio están dirigidos principalmente a obtener un panorama claro y fiable sobre la situación actual de la morbilidad. El general de brigada (en la reserva) Ronén Menalis, portavoz del cuartel general de la lucha contra el coronavirus en esa ciudad, explicó que “es un lugar densamente poblado, por lo que es complicado saber dónde están los enfermos. Hemos recibido muchos datos, y estamos en contacto con las personas relevantes. También trabajamos con información secreta para tratar de descifrar los estudios de monitoreo que se han hecho a los enfermos, a fin de saber quién puede y quién no puede cumplir con las medidas de lucha adoptadas”.
Menalis aclaró que “no se ha impuesto un régimen militar a la ciudad. Numa se ha ofrecido como voluntario civil a ayudar a los habitantes de la ciudad y al municipio en este esfuerzo excepcional. Estamos viviendo una situación de una magnitud y una intensidad que plantea dificultades a todos los municipios, y a Bnei Brak con más razón”.
Según Menalis, en Bnei Brak “hay cientos de enfermos a los que hay que llegar uno por uno, y habrá sacar a muchos de ellos fuera de la ciudad. Pero no se van a sacar 900 enfermos de Bnei Brak; es imposible sacarlos a todos. Por eso formamos un grupo encabezado por la oficial de salud de la retaguardia del Ejército Israelí, que decidirá a quién se va a trasladar a un hotel y quién se quedará en cuarentena en su casa. Hay gente a la que no conviene sacar de la ciudad”.
Uno de los principales problemas que tiene el municipio es el de monitorear a personas que requieren confinamiento pero aún no han enfermado. “El panorama en lo que respecta al confinamiento no es claro porque no contamos con buena información. El número de enfermos es igual al de confinados. Todas las personas que han estado en contacto con un enfermo de coronavirus deben estar en confinamiento”, dijo Menalis. “Nosotros entendemos lo difícil que es el confinamiento en Bnei Brak porque allí hay muchos apartamentos pequeños en los que viven familias numerosas. Por eso ofrecemos soluciones como hoteles especialmente kasher (con comida apta para el consumo de personas ultrarreligiosas)”.
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Pese a que se han intensificado las medidas, en Bnei Brak sigue funcionando el transporte público con normalidad.
(Amit Hoover)
Menalis dijo también que el Municipio comenzó a inspeccionar al azar casas de personas que se sienten mal e informaron al respecto a la línea 106 de la Intendencia. “La respuesta de los habitantes de la ciudad es excelente; ahora entiende que debe que quedarse en la casa y evitar aglomeraciones. La mayor parte de los habitantes actúa de acuerdo con las instrucciones”, afirmó Menalis. “Calculamos que va a haber un aumento del número de enfermos debido a que la gente tardó en acatar las instrucciones”.
El general de la reserva se refirió asimismo a las manifestaciones de una facción de ultrarreligiosos extremos en Jerusalén, que se niega a acatar las instrucciones. “Es un desafío; también en Bnei Brak hay un grupo pequeño que no obedece las instrucciones, pero esperamos que sean cada vez menos”, comentó. “Allí donde haya una aglomeración ilegal, haremos cumplir las normas con la Policía. Teniendo en cuenta que en Bnei Brak viven 210.000 personas, los extremistas son una minoría muy marginal”.
El superintendente adjunto, Ofer Dror, que encabeza el grupo de trabajo de la Policía en Bnei Brak, dijo: “Seguimos actuando tanto en forma secreta como abierta. Ahora mismo debo felicitar a los habitantes de la ciudad, la mayoría de los cuales acatan las normas. Y a quienes no las obedecen los tratamos con más rigor”.
Dror añadió: “Seguimos actuando tras evaluar la situación, como en todo Israel. Ahora mismo no hay nuevas medidas, y si las hubiera actuaremos en consecuencia. No hemos colocado barreras de control en las salidas de la ciudad porque queremos verificar quiénes entran. Hay muchos interrogantes. Tienen permitido salir de la casa sólo quienes tienen un trabajo esencial. A quien no actúe de ese modo, le pondremos una multa”.
El ministro israelí de Defensa, Naftali Bennett, visitó la ciudad de Bnei Brak en vísperas del fin de semana. Habló por videoconferencia con el alcalde, Abraham Rubinstein, que está en confinamiento, y se reunió con Numa. Después visitó varios comercios y tiendas de alimentación para conocer la situación en el terreno.
“Soldados israelíes brindarán todo el apoyo necesario a los habitantes de Bnei Brak, que son nuestros hermanos”, dijo Bennett al término de la visita. “La situación es compleja, pero afortunadamente vemos que está habiendo una buena respuesta por parte de los habitantes en lo que respecta a acatar las normas. Juntos venceremos al coronavirus”.
Por su parte, el jefe de la Dirección de Emergencias del Ministerio del Interior, Eli Reguev, encabezará el “cuartel general” especial que trabajará junto con la Estrella Roja de David y el Comando de la Retaguardia del Ejército israelí para sacar a los enfermos de la ciudad y a los confinados que no reúnen en sus casas las condiciones para estar confinados. Se va a trasladar a los enfermos y a los confinados a instalaciones apropiadas. Hasta ahora se han sacado de la ciudad a varias docenas de enfermos.
Además, el Ministerio del Interior planea hacer una campaña especial de información para los ultrarreligiosos. Se hará un llamamiento a los confinados de ese sector de la población que no tienen las condiciones para aislarse que se dirijan al Departamento de Ayuda Social del Municipio a través de la línea telefónica directa, y soliciten que se los evacúen. A las personas a las que el Departamento de Ayuda Social de la ciudad detecte que necesita confinamiento, se le pedirá que no se opongan a ser derivados a una instalación especial, y se le explicará que está arriesgando su vida y poniendo en peligro a quienes lo rodean.
Bennett y el ministro del Interior, Arie Deri, acordaron que se evacuará a 4.500 ancianos de más de 80 años, los instalarán en hoteles fuera de la ciudad para protegerlos del coronavirus. El traslado se llevará a cabo en coordinación con el cuartel general de lucha del municipio. Los adultos mayores (de entre 60 y 80 años) permanecerán confinados de la manera más “hermética” posible, al tiempo que los habitantes de todas las edades acatan las medidas de precaución (mantener la distancia de otras personas, desinfectar y ponerse mascarillas en la boca).
Tal como estaba previsto, el gobierno promulgó el jueves por la noche –en vísperas del fin de semana israelí– normas para situaciones de emergencia, según las cuales se restringe la entrada y salida en determinadas zonas en la que el coronavirus se propaga a un ritmo más acelerado. No obstante, dichas zonas estarán abastecidas con los productos esenciales. Tras la decisión, Bnei Brak se convirtió en la primera localidad declarada zona restringida. Otras localidades que están en la lista son Elad, Modiín Ilit, Beitar Ilit y Beit Shemesh, la mayoría de cuyos habitantes son religiosos ultraortodoxos y no acatan las medidas de lucha contra el coronavirus, o lo hacen con mucho menos rigor.
