En el año 2006 comenzó una profunda división en el liderazgo palestino, que se mantiene hasta la actualidad y dejó cientos de muertos en ambos lados: Fatah, que preside la Autoridad Palestina en Cisjordania; y Hamás, que gobierna la Franja de Gaza.
Desde entonces este enfrentamiento impide que los palestinos voten a sus representantes. Y ya transcurrió una década en la que se observaron escenas de abrazos, sonrisas y apretones de manos entre funcionarios de las dos facciones, inclusive negociaciones secretas en las que se prometieron “abrir una nueva página”. Pero esos anuncios quedaron en la nada y la división continuó.
Esta vez, tras la conferencia de prensa conjunta de este jueves entre Hamás y Fatah, existen dos diferencias en relación con acercamientos anteriores. Una es que en ningún momento se hicieron referencias públicas sobre el fin de la división, la formación de un gobierno de unidad o la posibilidad de celebrar elecciones. Y otra es que este encuentro vía Zoom fue motivado por Israel.
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Acercamiento entre Hamás y Fatah por los planes de anexión de Israel en Cisjordania.
(AFP)
En nombre de Fatah, y de hecho en representación de la Autoridad Palestina, en el encuentro estuvo Jibril Rajub, el hombre designado por el presidente Mahmoud Abbas para encabezar el plan de combate a la anexión israelí en Cisjordania. Se supone que su función es sacudir a una población palestina tranquila para que salga a las calles a protestar, un objetivo que hasta ahora cumplió de manera muy parcial. De parte de Hamás estuvo Saleh Al Arouri, subdirector de la organización y quien desempeña un rol importante en el liderazgo de los ataques terroristas de Hamás en Cisjordania.
El objetivo de la Autoridad Palestina en la conferencia de prensa de este jueves es muy claro y no se trata de reconciliarse con Hamás, sino meterle un dedo en el ojo a Israel. El cese de coordinación de seguridad anunciado semanas atrás pasó de moda y perdió efecto. Darle luz verde a Hamás para operar en Cisjordania es el siguiente paso en su campaña contra la anexión. Por supuesto, no lo enuncian de esa manera, sino que lo disfrazaron en sus declaraciones como “una lucha común en el territorio”.
Al Arouri, por su parte, parece disfrutar de esta oportunidad que recibió Hamás de levantar cabeza en Cisjordania. Se refirió a “los hermanos de Fatah”, evocó con nostalgia a Abu Ammar (Yasser Arafat) y abogó por una pelea conjunta.
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El acercamiento de la Autoridad Palestina con Hamás puede incentivar actos terroristas en Cisjordania.
(AFP)
“No tenemos otro enemigo que no sea Israel”, declaró Rajub. “No esperen instrucciones de nuestra parte”, dijo Al Arouri, y de esa manera hizo un llamamiento indirecto a la acción dirigida a la juventud palestina de Cisjordania. Imagine a un desempleado de 25 años, o a un hombre sin familia que siente que no tiene nada para perder, que escucha estas declaraciones e insinuaciones. O peor: imagine a estas dos personas juntas en un sillón escuchando estos mensajes.
Probablemente Abbas reitere su oposición política al terrorismo. Y se presume que realmente no quiere ver las banderas verdes de Hamás en cada esquina. Pero si Rajub se refiere a una lucha contra la anexión en conjunto con el hombre responsable de la infraestructura militar de Hamás en Cisjordania, corre serios riesgos de que la situación se le escape de las manos.
Se trata de una medida que puede alentar a Hamás a realizar ataques terroristas en Cisjordania, y que puede despertar confusión en las fuerzas de seguridad palestinas comandadas por Fatah. Sus oficiales podrían preguntarse quién es el enemigo ahora: ¿Hamás o Israel?
