En las primeras horas del jueves un grupo de 30 israelíes concretó su regreso desde Marruecos, después de dos meses de gestiones y tras un operativo que las autoridades mantuvieron en secreto hasta que el avión aterrizó en Tel Aviv.
Si bien miles de israelíes visitan Marruecos cada año, desde el año 2000 que los países no mantienen relaciones diplomáticas abiertas, lo que derivó en diversos obstáculos burocráticos.
Semanas atrás informes periodísticos habían insinuado que una declaración pública de Israel Katz, ministro de Relaciones Exteriores, provocó enojo en las autoridades marroquíes y revocó la habilitación para que Israel enviara un avión especial para repatriar a sus ciudadanos.
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Los varados en Marruecos aterrizaron en Israel a las 5 de la mañana del jueves.
(Ynet)
Un mes después, limadas algunas asperezas, los 30 varados viajaron desde Casablanca hasta París a través de la aerolínea Air France, y desde allí continuaron su ruta en un avión privado hacia Tel Aviv.
Nir Barkat, parlamentario del Likud, participó activamente en las gestiones de este rescate y se acercó hasta el aeropuerto Ben Gurion para recibir a la delegación. “Me emocionó ver el aterrizaje del avión y estoy encantado de haber sido parte de esta operación”, afirmó.
“Israel no abandona a sus ciudadanos y hace grandes esfuerzos para que todos puedan volver al país”, aseguró Barkat, exalcalde de Jerusalem y posiblemente ministro en el próximo gobierno.
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El parlamentario Nir Barkat recibió a los israelíes en el aeropuerto y resaltó que "Israel no abandona a sus ciudadanos.
(Avi Moalem)
Bar, israelí de 32 años que logró regresar en este operativo, contó que viajó en febrero y que más allá de los problemas burocráticos que le impidieron volver “Marruecos es un país increíble” y destacó que “en ningún momento sentimos hostilidad” de parte de los residentes locales.
"Me quedé 52 días en una playa con otros turistas, algunos en carpas y otros en casillas rodantes, y con la ayuda y el abrazo permanente de los marroquíes que estaban a nuestro alrededor”, relató Bar sobre su experiencia. “Me sentí bienvenido y un poco como en casa, ya que mi abuela es de origen marroquí”, agregó.
Para otro de los repatriados su estadía en el norte de África fue un poco más traumática: “Muchos se estaban quedando sin sus medicamentos y el dinero también empezaba a faltar. Sufrimos mucha burocracia para salir de allí, y nos pidiéramos que no dijéramos nada para evitar cancelaciones de último momento, recién cuando aterrizamos en París pudimos respirar aliviados”, contó un hombre que se reencontró con su familia después de dos meses.
