A una semana de la probable disolución de la Knesset, todos los políticos israelíes aseguran que el mejor camino es un gobierno de unidad, pero al mismo tiempo nadie cree que eso ocurrirá.
¿Quiénes se beneficiarían políticamente de una tercera ronda electoral en menos de un año? A continuación, una reseña con posibles escenarios.
Benjamín Netanyahu
El primer ministro no pudo formar gobierno luego de las últimas dos elecciones, y en noviembre fue acusado oficialmente de soborno. Pero, mientras no exista una Knesset firme, el líder del Likud no puede ser juzgado y en caso de solicitar su inmunidad política su agenda en tribunales se detendrá.
Esta particular situación judicial es el argumento principal de Kajol Labán para acusar a Netanyahu de impedir la formación de un gobierno de unidad. "Nuevamente demostró que su inmunidad está por encima de los intereses de Israel", aseguró recientemente Benny Gantz, luego de la última reunión conjunta entre los dos principales candidatos.
Además, en unas nuevas elecciones Netanyahu podría apostar a fortalecer el bloque de derecha y llegar a 61 bancas, una cantidad que en elecciones anteriores no pudo alcanzar debido a que Otzmá Iehudit y Zehut no pasaron el porcentaje mínimo de votos para ingresar a la Knesset. Si el Likud logra integrar a estos partidos menores al bloque, podría lograr una coalición que prescinda de sus máximos oponentes.
Yair Lapid
Hace dos meses, el segundo referente de Kajol Labán anunció su renuncia a la intención de una rotación con Gantz en el cargo de primer ministro. En caso de un nuevo llamado a las urnas, un fuerte debilitamiento del Likud podría lograr que se retome el acuerdo interno original, aunque por el momento esa posibilidad asoma lejana.
Esta arista es la elegida por el Likud para cargar contra Kajol Labán por la imposibilidad de lograr un gobierno de unidad. "Nuevamente Gantz demostró que Lapid está por encima de los intereses de Israel", refutó Netanyahu.
Guideon Saar
La disolución de la Knesset, además de elecciones generales, probablemente también provoque una votación interna dentro del Likud. Y Saar es el único que manifestó su deseo de competir contra Netanyahu en unas primarias. La decisión sobre estas elecciones internas se tomará el domingo o días después, cuando el llamado a las urnas en Israel sea oficial, pero su realización se considera un hecho.
El fracaso de Netanyahu en las últimas dos negociaciones de coalición puede allanar el camino para que surja un reemplazante, y en ese campo Saar es el principal candidato. Pero, inclusive si no ganara las primarias, su posición dentro del partido se fortalecería.
Naftali Bennet
El flamante ministro de Defensa, perteneciente al bloque de derecha y designado hace menos de un mes, ejerce un puesto que deseó durante años. Una nueva ronda electoral le garantizaría permanecer en el cargo al menos durante unos meses más, mientras que un escenario de unidad o de una coalición del bloque de derecha con Yisrael Beitenu atentaría contra sus aspiraciones.
HaReshimá HaMeshutefet (Lista Árabe Conjunta)
Más allá de alguna reunión con Gantz, la alianza árabe no pudo capitalizar la gran elección que realizó el 17 de septiembre, jornada en la que obtuvo 13 escaños y se consagró como la tercera fuerza más votada.
De mantenerse esta tendencia de crecimiento en el nivel de participación de la ciudadanía árabe israelí, la Lista Árabe Conjunta puede aspirar a resultados todavía mejores. Pero sus cifras podrían bajar en función de la falta de logros concretos que pudieran decepcionar a sus votantes, sumado a que la posibilidad de ingresar a un gobierno parece lejana para este sector de la población.
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La gran elección de la Lista Árabe Conjunta no le trajo grandes beneficios al sector
(AFP)
Partidos religiosos
Iahadut HaTorá y Shas, los principales movimientos ultraortodoxos, solamente se podrían favorecer de unas nuevas elecciones si de lelas resulta que el bloque de derecha alcanza los 61 asientos en la Knesset. En ese caso, en principio lejano, el sector religioso tendrá el campo libre para legislar las cuestiones vinculadas al Estado y las leyes judías, sin mayores oposiciones de Yisrael Beiteinu y el ala izquierda del mapa político.
La izquierda
Avodá-Guesher y HaMajané HaDemokrati, las dos alianzas de izquierda, solamente pueden aspirar a que el fracaso de Kajol Labán le devuelva votantes y así mejorar la flaca cosecha de votos de septiembre. Al mismo tiempo, si no se unen entre ellos, se estima que existe un riesgo de un debilitamiento mayor.
