Sever Plocker.
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Shem Olam
Las fuerzas de seguridad operan un control en Tel Aviv durante el cierre de Pascua en abril.

En este Rosh Hashaná, oramos para que el nuevo “cierre” de Israel funcione

Opinión: Este no es un verdadero bloqueo, es una serie de medidas débiles impuestas por un gobierno fallido, gobernado por políticas populistas y consideraciones electorales, incluso cuando los medios de comunicación dan protagonismo a aquellos que pecan por negar la gravedad de la pandemia.

Sever Plocker - Adaptado por Maura Silva |
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La decisión del gobierno por implementar el “cierre” en vísperas del Año Nuevo Judío, está plagado de contradicciones. Y este “cierre” en sí tiene más agujeros que un queso suizo.
El término “cierre” está entre comillas porque no es un cierre real, sino más bien un endurecimiento temporal y leve de las restricciones ya existentes sobre los encuentros.
El aeropuerto internacional Ben-Gurion no está cerrado, las casas de culto no están cerradas, el transporte público no está suspendido, y esto es sólo la punta del iceberg de una larga lista de exenciones y excepciones.
Para empezar, los permisos para viajar desde y hasta el trabajo, contradicen las restricciones de movimiento más de 500 metros desde las casas. Esta es una contradicción que hace imposible la aplicación de un cumplimiento efectivo, y explica el por qué los países que re abrieron los lugares de trabajo abolieron las restricciones a la circulación de personas.
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Las fuerzas de seguridad operan un control en Tel Aviv durante el cierre de Pascua en abril.
Las fuerzas de seguridad operan un control en Tel Aviv durante el cierre de Pascua en abril.
Las fuerzas de seguridad operan un control en Tel Aviv durante el cierre de Pascua en abril.
(AP)
Cuando el gobierno Británico recientemente decidió restringir los encuentros para no más de 6 personas, esto no fue denominado como un “cierre”.
En el aspecto más básico de la decisión, la distancia física que plantea cómo nos podemos mover, está mal definida. ¿Éstos son 500 metros para ir en línea recta, caminando, o en auto? quién sabe.
Y es igualmente inefectiva la amenazada “rebelión civil en contra del cierre” por dueños de empresas en industrias que estarán directamente afectadas: restaurantes, hoteles, centros de salud y de belleza, etc.
Están amenazando con ignorar las directivas y permanecer abiertos, lo que es una clara farsa dado que no habrán clientes de todos modos.
En lugar de hacer amenazas que dan pena, deberían mejor exigir que el estado les proporcione de manera inmediata, un plan de asistencia económico bien definido, que aprenda de los errores del plan actual.
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Una mujer israelí usa una máscara para comprar en el mercado Mahane Yehuda en Jerusalem.
Una mujer israelí usa una máscara para comprar en el mercado Mahane Yehuda en Jerusalem.
Una mujer israelí usa una máscara para comprar en el mercado Mahane Yehuda en Jerusalem.
(AFP)
Mientras tanto, los medios de comunicación están ocupados dándoles protagonismo a aquellos que niegan la severidad de la pandemia, quienes en países democráticos están siendo empujados a los márgenes (a menos que sean el presidente de Estados Unidos o Brasil).
Aquellos que niegan, pecan en contra de la verdad y crean desconfianza cuando insisten en que los datos oficiales sobre el alcance de la morbilidad son exagerados en su severidad, y no lo son.
La verdad de la pandemia en Israel se puede ver en el número de los nuevos casos, la tasa de resultados positivos, la distribución geográfica de los brotes, el número relativamente grande de enfermos críticos y el aumento de muertes, que debería ser muy alarmante para el público.
La decisión de endurecer las restricciones es una señal inequívoca de que el gobierno de Netanyahu-Ganz, que supuestamente estaba liderando este problema de lucha contra el COVID-19, ha sido un fracaso imperdonable.
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Tratamiento de pacientes con coronavirus en Meir Medical Center en Kfar Saba.
Tratamiento de pacientes con coronavirus en Meir Medical Center en Kfar Saba.
Tratamiento de pacientes con coronavirus en Meir Medical Center en Kfar Saba.
(AFP)
Cediendo a la política populista y las estrechas consideraciones electorales, el gobierno esquivó las decisiones de salud necesarias hasta el último minuto posible.
Las medidas más estrictas se convirtieron en un término despectivo, presentado como castigo y no como una forma de prevenir un desastre nacional.
Es por esto que Israel está en un cierre parcial por las fiestas de Rosh Hashaná. Todos y cada uno de nosotros deberíamos orar por la buena fortuna y la adhesión generalizada si queremos que tenga alguna esperanza de éxito.
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