La visita de éste lunes por la tarde de varios legisladores de derecha reavivaron la disputa en el barrio Sheikh Jarrah, que vivía una relativa calma luego de los enfrentamientos del fin de semana. Fue Bezalel Smotrich, jefe del partido Sionismo Religioso, quien llegó a la zona de conflicto con varios miembros de su facción y criticó duramente a las fuerzas de seguridad por su "laxitud contra la violencia palestina" y pidió la formación de un gobierno estable para hacer frente a los disturbios.
"La solución no es un gobierno apoyado por el terrorismo... los que sucumben al terrorismo invitan a la violencia... los que huyen del terrorismo sólo lo alimentan más. Debemos formar un gobierno estable que aclare quién manda en el Estado de Israel", dijo Smotrich en contraposición a la alianza de la Lista Árabe Conjunta, que celebró una reunión en el barrio horas antes de su llegada.
Todo esto se da luego de que la policía israelí se retirara de la mezquita de Al Aqsa, en la Ciudad Vieja de Jerusalem por los enfrentamientos que dejaron cientos de heridos. La conmemoración del Día de Jerusalem sumada a los problemas que tuvo la población musulmana para celebrar el Ramadán en la Puerta de Damasco llevaron a una situación límite al Monte del Tempo, un lugar sagrado para ambas religiones.
"Debemos formar un gobierno estable que aclare quién manda en el Estado de Israel" Bezalel Smotrich.
Las tensiones se vieron agravadas por el creciente enfado por el posible desalojo de varias familias palestinas de sus hogares en Sheikh Jarrah y por una serie de ataques a judíos ultraortodoxos en la ciudad por parte de jóvenes palestinos que fueron viralizados en TikTok.
"Seguiremos permitiendo la libertad de culto, pero no permitiremos que se produzcan disturbios", aseveró la policía en un comunicado luego de cambiar la ruta de la celebración del Día de Jerusalem para que la caravana no pasara por los polémicos barrios predominantemente palestinos.
También se encendieron alarmas luego de que la organización Hamás pidiera a los palestinos seguir enfrentando a la policía israelí a la que acusa de empezar "una guerra religiosa". Detrás de Hamás, el Alto Comité de Seguimiento de los Ciudadanos Árabes de Israel también condenó lo que denominó "la invasión de la mezquita de Al-Aqsa por las fuerzas de seguridad israelí".
El desfile anual de banderas se percibe como una provocación, ya que los israelíes nacionalistas, custodiados por la policía, marchan a través del Barrio Musulmán hasta el Muro Occidental, en un movimiento destinado a consolidar las reivindicaciones israelíes sobre la zona recuperada en 1967.
"El barril de pólvora está ardiendo y puede explotar en cualquier momento", subrayó Amos Gilad, antiguo funcionario de alto rango de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y del Ministerio de Defensa antes de pedir la suspensión del desfile del Día de Jerusalem, que ahora tendrá sólo una ruta y no dos, como estaba programado.
