El buque de carga israelí que sufrió una misteriosa explosión la semana pasada mientras navegaba por el Golfo de Omán partió del puerto de Dubai, donde se refugió tras la detonación, para continuar su camino. La embarcación es monitoreada por satélites que siguen su marcha.
Este miércoles, el navío atacado, con bandera de las Bahamas pero perteneciente a una empresa con sede en Tel Aviv, navegaba nuevamente por la costa de Omán hacia el Mar Arábigo. Luego de algunos días detenido en los Emiratos Árabes Unidos, la embarcación atravesó el estrecho de Ormuz, pero su destino sigue sin estar claro.
La semana pasada, en la misma vía fluvial que se encuentra ahora, una explosión golpeó al buque, lo que encendió las alarmas en Israel y Medio Oriente. El primer ministro Benjamín Netanyahu acusó rápidamente a Irán, lo que aumentó las tensiones en la región.
Desde Teherán, desmintieron ser los responsables de la detonación en el navío, que sufrió dos agujeros en el costado babor y otros dos en el estribor, justo por encima de la línea de flotación.
Durante el último mes, las tensiones entre la República Islámica y los países occidentales se han intensificado, debido a que Irán ha acelerado su programa nuclear, buscando presionar a Estados Unidos para que levante las sanciones económicas en su contra. Sin embargo, desde Washington insisten en que primero el país presidido por Hassan Rouhani debe cesar sus actividades nucleares.
El incidente de la semana pasada fue similar a uno ocurrido en el verano de 2019, cuando desde Estados Unidos culparon a Irán de atacar a petroleros en el Golfo Pérsico. Los norteamericanos aseguraron que Teherán utilizó minas lapa, diseñadas para acoplarse magnéticamente al casco de un barco. Por aquel entonces, los funcionario iraníes también se desligaron del incidente.