Tras la muerte de Baha Abu al-Ata luego de un ataque selectivo de las FDI, el brazo militar de la Jihad Islámica amenazó el martes con el lanzamiento continuado de cohetes contra Israel.
"La arrogancia sionista ha cometido un crimen importante y Netanyahu otorgó luz verde a la eliminación de los líderes de la resistencia", afirmó la organización terrorista y advirtió que "esta situación solo traerá destrucción y guerra a los sionistas".
El diplomático Nikolai Mladenov fue enviado a Egipto por el Secretario General de la ONU con el objetivo de mediar y detener la escalada de violencia, aunque involucrados en las conversaciones entre las partes manifestaron su pesimismo al respecto e indican que la situación es muy delicada.
De hecho, durante la noche israelí la tensión continuó: los habitantes de Ashkelon debieron protegerse nuevamente en sus refugios y el sistema defensivo Cúpula de Hierro logró interceptar un misil sobre el espacio aéreo de la ciudad. Tras ese episodio se registraron nuevas explosiones en el norte de la franja, producto de la respuesta de las FDI sobre posiciones de la Jihad Islámica.
Naftali Bennet, el nuevo ministro de Defensa, se reunió con las máximas autoridades militares y recibió informes operativos durante todo el martes. Entre los temas que se discutieron en el gabinete, se mencionó la posibilidad de que la organización terrorista intente penetrar en territorio israelí, así como un posible frente de conflicto en la frontera norte.