El primer ministro Naftali Bennett estaría considerando volver a autorizar las transferencias de dinero en efectivo a la Franja de Gaza después de que la Autoridad Palestina (AP) se retractó de un acuerdo para suministrar la ayuda de Catar a los funcionarios de Hamás, dijeron el domingo fuentes familiarizadas con el asunto.
El supuesto cambio de postura de Bennett se debe a la dificultad de encontrar un mecanismo de ayuda sin efectivo, ya que los bancos temen estar expuestos a demandas por financiamiento y ayuda al terrorismo.
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Israel podría aprobar el mecanismo para que llegue dinero en efectivo catarí a la Franja de Gaza.
(AFP)
Los funcionarios de seguridad estiman que Hamás aumentará las tensiones a lo largo de la frontera con Israel si el dinero no se transfiere pronto a Gaza
El enviado de Catar a la Franja de Gaza, Mohammed Al-Emadi, afirmó el viernes que la Autoridad Palestina se había retirado del acuerdo "debido a los temores de un procesamiento legal y acusaciones de 'apoyo al terrorismo' por parte de los bancos".
Sin embargo, la Oficina del Primer Ministro señaló que se están considerando otras alternativas que garantizarían que el dinero no se utilice para financiar actividades terroristas y que no se restablecerá un mecanismo basado en efectivo.
Los funcionarios de seguridad estiman que Hamás aumentará las tensiones a lo largo de la frontera con Israel si el dinero no se transfiere pronto a Gaza. Hasta el domingo por la noche, no se ha tomado ninguna decisión sobre el tema, pero se espera que se llegue a una determinación pronto.
En caso de volverse a aprobar el mecanismo de transferencia en efectivo a Gaza supondrá una violación de las promesas pasadas de Bennett de poner fin a la práctica para siempre.
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Un funcionario desembolsa el dinero de la ayuda catarí a los civiles de Gaza en un banco postal local.
(AFP)
Catar y las Naciones Unidas habían llegado a un acuerdo sobre un mecanismo de ayuda sin efectivo de tres niveles a la Franja de Gaza el mes pasado.
El primer paso del acuerdo habría incluido la distribución de estipendios mensuales a decenas de miles de familias pobres de Gaza por una suma de 10 millones de dólares que se habrían transferido directamente a los bancos en el enclave palestino.
El segundo paso habría permitido la compra de gas por un valor de 10 millones de dólares a una empresa israelí para operar la central eléctrica de Gaza.
La tercera parte del acuerdo, que es su punto de fricción, habría facilitado el pago de salarios a miles de trabajadores civiles en la nómina de Hamás, incluido el personal docente, médicos y trabajadores sanitarios, estimados en un costo total de 10 millones de dólares adicionales.
