El martes próximo, los miembros del comité encabezado por el general retirado Sami Turgeman presentarán sus hallazgos al jefe del Estado Mayor, teniente general Eyal Zamir, tras meses de trabajo intensivo en los que se revisaron todos los informes internos del ejército elaborados a raíz de las fallas del 7 de octubre. El viernes siguiente, los resultados serán expuestos ante el resto del Foro del Estado Mayor, y luego el jefe militar deberá tomar decisiones personales respecto de varios altos oficiales, entre ellos el jefe de la Dirección de Inteligencia, general Shlomi Binder, quien durante la guerra se desempeñó como jefe de la División de Operaciones.
El comité, presidido por Turgeman y conformado por los generales retirados Amikam Norkin, Eli Sharvit, Yossi Bidatz y Ofer Levy, fue creado a comienzos de año por iniciativa del jefe del Estado Mayor con el objetivo de reexaminar los informes internos del ejército y garantizar la existencia de un sistema de control, aprendizaje y aplicación a nivel estratégico. Su mandato incluye evaluar la calidad de los informes —su profundidad, profesionalismo y responsabilidad de mando—; identificar lecciones y brechas en inteligencia, comando, preparación y disciplina; realizar un análisis amplio de la doctrina operativa y los procesos de toma de decisiones en el Estado Mayor antes y después del ataque; recomendar ajustes, complementos o nuevos informes si fuese necesario; y proponer un sistema de implementación y seguimiento con metas, responsables y cronogramas para asegurar la aplicación de las lecciones aprendidas.
2 צפייה בגלריה


Shlomi Binder, jefe de Inteligencia Militar, y Eyal Zamir, jefe de Estado Mayor.
(FDI)
El comité presentará una evaluación profesional de los informes, incluyendo la desconexión entre la recolección táctica y la inteligencia, así como la falta de integración de la información entre los distintos niveles de mando. También se analizarán el nivel de alerta, la disciplina, la coordinación y el control en las distintas unidades, junto con los procesos de decisión tanto en el Estado Mayor como en las unidades operativas. Los informes serán organizados en etapas de implementación: mapeo de lecciones —recolección de todas las brechas detectadas—; priorización según gravedad e impacto operativo; elaboración de un plan de aplicación con metas, responsables y plazos; y un mecanismo de control para seguimiento trimestral o semestral de las recomendaciones.
El general Binder —quien asumió como jefe de Inteligencia Militar en reemplazo de Aharon Haliva, que renunció por su rol en las fallas del 7 de octubre— está en el centro de la atención debido a su función como jefe de la División de Operaciones durante el conflicto. Esta división era responsable de coordinar las acciones operativas entre las distintas ramas, y fue objeto de revisión por fallas en la coordinación, transmisión de información y control operativo en las primeras horas del ataque. Se ha criticado duramente la calidad del informe sobre este tema, así como el hecho de que el anterior jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, con la aprobación del entonces ministro de Defensa Yoav Galant, decidiera promover a Binder al cargo de jefe de Inteligencia. El general retirado Turgeman también revisó ese informe y detectó numerosas deficiencias.
Sin embargo, en las últimas semanas el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, ha expresado públicamente su respaldo a Binder, destacando que lo considera un oficial profesional y confiable que ha contribuido significativamente a la recuperación de la capacidad operativa del ejército desde el fin de la fase principal de los combates. Según su visión, Binder también fue clave en los éxitos en Líbano e Irán, lo que coloca al jefe militar ante una difícil disyuntiva sobre cómo proceder.
2 צפייה בגלריה


Aharon Haliva. El jefe de Estado Mayor señaló su apoyo a su reemplazo, quien también tuvo un papel en el fracaso.
(FDI)
Binder explicó que hizo todo lo posible la mañana del 7 de octubre, enfrentando información parcial compartida por los servicios de inteligencia y el Shin Bet. Afirmó que, de haber recibido alguna alerta, habría actuado de forma diferente y movilizado al ejército durante la noche, no a las 6:29. Su argumento coincide con el de muchos en el nivel operativo, quienes sostienen que habrían actuado de otra manera si hubieran contado con inteligencia previa, y que no fueron negligentes. El comité aparentemente concluyó que, pese al panorama incompleto, se podrían haber tomado medidas adicionales.
El jefe del Estado Mayor había postergado anteriormente la publicación de las conclusiones del comité para evitar conmociones internas en vísperas del inicio de la maniobra terrestre en la ciudad de Gaza. La creación del comité fue interpretada como una señal de desconfianza hacia los informes preliminares elaborados durante la gestión del anterior jefe militar, que según fuentes del ejército fueron “contaminados” por intereses internos y no analizaron en profundidad las verdaderas fallas.
Según estimaciones, los hallazgos del comité y las decisiones del jefe del Estado Mayor podrían derivar en resoluciones personales que afecten a altos mandos, aunque los mensajes públicos de Zamir indican que busca preservar la estabilidad del liderazgo militar y enfocarse en una reforma sistémica profunda, más que en una nueva ola de destituciones. El comité representa un paso significativo en el rediseño del sistema de investigación y aprendizaje del ejército, al establecer un mecanismo que garantice la implementación efectiva de las lecciones en todos los niveles.





