Francia abrió este miércoles el juicio contra 20 hombres acusados por los ataques del grupo Estado Islámico en París, que dejaron 130 muertos y cientos de heridos. Los atentados, que se llevaron a cabo de forma simultánea en varios sitios de la capital, se produjeron el 13 de noviembre de 2015.
Hace seis años, nueve hombres armados y terroristas suicidas atacaron con pocos minutos de diferencia el estadio nacional de fútbol de Francia, la sala de conciertos Bataclan y varios restaurantes y cafeterías de París. Los atacantes fueron rápidamente abatidos por las fuerzas de seguridad, por lo que solo uno de los nueve terminó la noche con vida, Salah Abdeslam.
Nacido en Bélgica y de origen marroquí, el hombre de 31 años apareció en la corte con una camisa negra de manga corta, pantalones negros y con el pelo largo recogido hacia atrás. Abdeslam, cuyo hermano estaba entre los terroristas suicidas esa noche, es el principal acusado y se declara a sí mismo como "un luchador del Estado Islámico".
Además de Abdeslam, quien se ha negado a hablar con los investigadores, se acusa a otros 19 hombres (aunque seis de ellos serán juzgados en rebeldía). Los principales involucrados en el caso creen que el belga tiene las respuestas a muchas de las preguntas pendientes sobre el ataque y las personas que lo planearon, tanto en Europa como en el extranjero.
El juez presidente, Jean-Louis Peries, reconoció las extraordinarias circunstancias de los hechos de esa noche y el juicio de nueve meses que se avecina. “Los hechos que vamos a decidir están inscritos en su intensidad histórica como entre los hechos internacionales y nacionales de este siglo”, dijo.
El mes de septiembre estará dedicado a disponer las pruebas policiales y forenses. Octubre estará dedicado al testimonio de las víctimas. De noviembre a diciembre testificarán funcionarios, incluido el ex presidente francés François Hollande, y familiares de los atacantes.
Dominique Kielemoes, cuyo hijo murió desangrado en uno de los cafés, dijo que el mes dedicado a los testimonios de las víctimas en el juicio será crucial tanto para su propia curación como para la de la nación. “Los asesinos, estos terroristas, pensaron que estaban disparando contra la multitud, contra una masa de gente. Pero no: eran personas que tenían una vida, que amaban, tenían esperanzas y expectativas", exclamó.
Los ataques transformaron a Francia, que declaró el estado de emergencia esa noche y ahora tiene oficiales armados patrullando constantemente los espacios públicos. Además, cambió para siempre la vida de todos aquellos que sufrieron pérdidas o fueron testigos de la violencia esa noche.
"Nuestra capacidad de ser despreocupados se ha ido", dijo Kielemoes. “El deseo de salir, viajar, todo eso se ha ido. Incluso si todavía hacemos varias cosas, nuestro apetito por la vida ha desaparecido", continuó.
