Mientras el mundo sigue de cerca el acuerdo de alto el fuego en Gaza y la tensión persistente con Irán, Estados Unidos continúa mostrando presencia militar en Israel. Sin embargo, se trata de una presencia limitada en comparación con su vasta red global de bases. En Israel, hay apenas unos cientos de soldados y una única base secreta de radar, mientras que el despliegue global de Washington incluye cientos de bases y cientos de miles de soldados en más de 80 países.
La presencia militar estadounidense en Israel es principalmente de apoyo y no de combate. Se enfoca en la defensa frente a amenazas iraníes y en facilitar ayuda humanitaria en Gaza. Estados Unidos envió unos 200 soldados para supervisar la implementación del alto el fuego. Estos efectivos, bajo el mando del USCENTCOM (Comando Central de EE.UU.), establecieron un centro de coordinación civil-militar en Kiryat Gat para asistir en la entrega de ayuda humanitaria, logística y seguridad, en colaboración con países como Egipto, Catar y Turquía.
Además, existe una única base militar secreta estadounidense en Israel: el Sitio 512, ubicado cerca del Néguev, que opera una estación de radar AN/TPY-2 para alerta temprana ante misiles balísticos. Esta base, construida en conjunto con Israel, puede albergar hasta 1.000 soldados en caso de emergencia, aunque actualmente funciona con equipos reducidos de decenas a cientos de personas. Es la única base extranjera en suelo israelí y forma parte del sistema de defensa aérea compartido, que incluye sistemas como el THAAD, parcialmente retirados recientemente.
En resumen, la presencia en Israel es temporal y focalizada: unos 200 soldados activos (sin contar el personal de base), sin bases permanentes de gran escala. Esto contrasta con el apoyo más amplio de EE.UU. en todo Medio Oriente, donde hay entre 40.000 y 50.000 soldados en al menos 19 sitios, incluyendo portaaviones en el Mediterráneo y el Golfo Pérsico.
Por otro lado, la presencia militar de Estados Unidos en el mundo es vasta y diversa, destinada a proteger aliados, disuadir a China y Rusia, y respaldar operaciones globales. Según informes del Pentágono de 2025, Estados Unidos mantiene entre 750 y 877 bases militares en más de 80 países, con entre 173.000 y 243.000 soldados activos en el extranjero (sin contar fuerzas temporales ni portaaviones). El gasto anual para mantener esta infraestructura supera los 70 mil millones de dólares.
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Fuerzas estadounidenses en Siria. Alrededor de 50.000 soldados están en el Medio Oriente.
(AP)
El despliegue se concentra en Asia-Pacífico y Europa, donde se encuentran la mayoría de los soldados y las bases grandes. Según datos del Pentágono de 2025:
- Japón: 14 bases con 52.793 soldados.
- Alemania: 6–8 bases con 34.547 soldados.
- Corea del Sur: 8–10 bases con 22.844 soldados.
- Italia: 5–7 bases con 12.332 soldados.
- Reino Unido: 3–5 bases con 10.046 soldados.
- Medio Oriente: más de 19 bases con entre 40.000 y 50.000 soldados.
El mayor centro militar estadounidense en Medio Oriente está, como era de esperar, en Catar: la base Al-Udeid, construida y financiada por ese país. Esta base es el eje de la presencia estadounidense en la región y permite al CENTCOM proyectar poder sobre 21 países, desde el norte de África hasta Asia Central. Funciona como centro de operaciones aéreas, logísticas y de inteligencia, y desde allí EE.UU. dirigió las intercepciones de misiles y drones iraníes contra Israel durante la “guerra de los 12 días”, así como en los ataques de abril y octubre de 2024.
Ubicada en el desierto, al sudoeste de Doha, la base ocupa unos 24 km² (60.000 dunams). Fue construida por Catar en 1996 con una inversión superior a mil millones de dólares, como parte de acuerdos de cooperación con EE.UU., y ampliada posteriormente con otros 8 mil millones de dólares. Alberga fuerzas aéreas de Catar (Qatar Emiri Air Force), EE.UU. (USAF), Reino Unido (RAF) y otros.
Su rol es estratégico: es la sede avanzada del CENTCOM, que gestiona todas las operaciones militares estadounidenses en la región. Allí se encuentra el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas (CAOC), que planificó campañas como la guerra en Afganistán, Irak y la lucha contra ISIS. La base cuenta con pistas largas para vuelos rápidos, almacenes logísticos, sistemas avanzados de defensa aérea (incluyendo Patriot y THAAD) e instalaciones de inteligencia. También fue punto clave de evacuación en 2021 para miles de afganos y estadounidenses durante la retirada de Afganistán.
Actualmente, la base alberga unos 10.000 soldados estadounidenses, aunque el número varía según la tensión regional. En septiembre pasado, tras el ataque iraní con misiles en junio (en represalia por bombardeos estadounidenses contra instalaciones nucleares), quedaron unos 8.000 soldados, con refuerzos temporales de fuerzas aéreas. Es el mayor agrupamiento militar en Medio Oriente.
En cuanto a Israel, la guerra fue una excepción: incluso en reuniones del Estado Mayor participaron dos generales estadounidenses (marines) durante diez días en octubre de 2023. En tiempos normales, la presencia es reducida: no hay base fija ni aviones en hangares. Israel está bajo la jurisdicción del CENTCOM, cuyo cuartel general se encuentra en Tampa, Florida. Además de la base en Catar, la Quinta Flota asociada al CENTCOM tiene su sede en Bahréin.
EE.UU. mantiene reservas de munición en Israel (en el Néguev), como parte de un despliegue preventivo. También hay unidades del Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense, que en el verano de 2025 construyeron hangares y búnkeres para uso de las FDI (decisión del expresidente Joe Biden). A fines de noviembre de 2023, se enviaron a las costas de Israel dos portaaviones —uno principal y entre 8 y 10 buques escolta— junto con una fuerza de desembarco de los Marines.
Más allá de lo militar, la CIA tiene una presencia significativa en Israel. Y por encima de todo, EE.UU. tiene “ojos y oídos en el espacio”: lo ve todo, lo escucha todo. Nada se les escapa. Según publicaciones extranjeras, durante la guerra de Yom Kipur los estadounidenses detectaron que Israel preparaba misiles no convencionales y vetaron la acción de inmediato.
Asimismo, antes del ataque israelí en Catar el mes pasado, Estados Unidos detectó mediante sus sistemas que Israel enviaba aviones de combate para bombardear Doha. Tras una llamada entre el primer ministro Benjamin Netanyahu y el presidente Donald Trump, éste ordenó a su enviado Steve Witkoff contactar al primer ministro catarí Mohammed Al-Thani para informarle del ataque. No está claro si esa advertencia provocó el fracaso de la operación, y probablemente nunca lo sabremos con certeza.
