En la noche del lunes el presidente ruso Vladimir Putín recibió a su par sirio Bashar Assad, aliado en la guerra civil siria que ya lleva más de una década de derramamiento de sangre en el país vecino de Israel.
La última vez que se encontraron personalmente Putin y Assad había sido en enero de 2020 en Damasco. En tanto, como rara vez Assad viaja al extranjero desde el inicio de la guerra, este fue el primer encuentro entre ambos en Moscú desde el año 2015.
Putin es considerado el aliado más importante de Assad en la guerra civil. La fuerza aérea rusa se desplegó en Siria en 2015 y jugó un papel clave en cambiar el equilibrio de poder en favor de Assad, ayudándolo a recuperar la mayoría de los territorios que habían ocupado fuerzas rebeldes.
Sin embargo, Assad todavía no controla todo el país: las fuerzas turcas están desplegadas en buena parte del norte y noroeste de Siria, el último gran bastión de los rebeldes. A su vez, fuerzas estadounidenses están asentadas en el este y noreste, zonas controladas por los kurdos.
La televisión estatal siria informó que los presidentes se reunieron a solas y que luego se unieron a la conversación el ministro de Relaciones Exteriores sirio y el ministro de Defensa ruso. Putin denunció ante Assad la presencia de fuerzas extranjeras establecidas sin el permiso del gobierno sirio o la ONU, y consideró a esa ocupación como un obstáculo para estabilizar al país.
A su vez, un comunicado del Kremlin afirma que Putin felicitó a Assad por su aplastante victoria en las elecciones presidenciales de mayo y señaló: “Los terroristas sufrieron daños muy graves y el gobierno sirio que usted dirige controla el 90% del territorio”.
“Me alegra encontrarme con usted en Moscú, seis años después de que comenzamos nuestras actividades conjuntas para combatir al terrorismo”, respondió Assad, y agradeció a Putin por la ayuda humanitaria, valoró los esfuerzos rusos para detener “la propagación del terrorismo” y elogió “el éxito de los ejércitos rusos y sirios en la liberación de territorios ocupados”. En relación a las sanciones internacionales que impulsa Estados Unidos sobre Siria, Assad las calificó de “inhumanas” e “Ilegítimas”.
Activistas de la oposición al régimen sirio informaron que en las últimas semanas aviones de combate ruso atacaron la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, el último gran bastión rebelde del país. Allí viven alrededor de 4 millones de personas, de las cuáles muchas fueron desplazadas desde el inicio de la guerra.
La semana pasada comenzó a regir un alto al fuego mediado por Moscú entre el gobierno de Assad y los rebeldes, con el objetivo de finalizar los enfrentamientos en la ciudad de Daraa, en el sur del país. La zona quedó bajo control del régimen de Assad por primera vez desde el año 2013.
