Abu Bakr al-Bagdadi
Abu Bakr al-Bagdadi
AP
El lugar en donde Estados Unidos encontró a Al Baghdadi

Enfermo y paranoico: los últimos días de Al-Baghdadi

Según allegados, el difunto líder de ISIS sospechaba que estaba siendo traicionado y el estrés del escape agravó su cuadro de diabetes. Su cuñado asegura que el prófugo se trasladaba permanentemente con cinturones explosivos.

Ynet - Adaptado por Tom Wichter |
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Abu Bakr Al Baghdadi, el líder terrorista de Estado Islámico recientemente asesinado por fuerzas especiales estadounidenses, vivió sus últimos días entre la paranoia de ser traicionado por sus propios fieles. Versiones de sus allegados indican que Al Bahgdadi era un obsesivo de su seguridad personal y durante meses se escondió en diferentes ciudades y zonas desérticas cercanas a la frontera con Irak.
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Siria
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El lugar en donde Estados Unidos encontró a Al Baghdadi
(AFP)
Según manifestó su cuñado Mohamad Ali Sajit en una entrevista con Al-Arabiya TV, en sus últimos meses Al Baghdadi lucía “muy nervioso”, caminaba de un lado a otro y se quejaba de que lo estaban traicionando. Sajit, detenido por las autoridades iraquíes en junio, aseguró que su último encuentro con el líder había sido en una región desértica de la frontera entre Siria e Irak. Sajit también detalló que Al Baghdadi y sus colaboradores siempre llevaban cinturones explosivos en sus cuerpos, y que solo su ayudante principal tenía permitido usar un teléfono celular. La misma fuente indicó que esos niveles de estrés habrían agravado su cuadro de diabetes, lo que le impidió ayunar durante el Ramadán musulmán. Autoridades estadounidenses afirman que no saben cuándo Al Baghdadi llegó a Idlib, pero creen que eligió esa provincia porque era el último territorio que todavía no controlaba el gobierno sirio. Allí se escondió en un complejo de Barisha, cerca de la frontera con Turquía, un pueblo gobernado por una agrupación afiliada a Al Qaida, opositora a ISIS.
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Siria
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Postales de destrucción en Barisha, el pueblo cercano a la frontera turca
(AFP)
Su refugio estaba ubicado en un terreno alejado, cuyos dueños declararon a AP de manera anónima que la noche anterior al ataque una docena de helicópteros sobrevolaron el pueblo. “Salimos al balcón a ver qué pasaba y empezaron a disparar con rifles automáticos”, contaron. Minutos después militares norteamericanos ordenaron a los lugareños evacuar la zona. “Nadie pensó que Al Baghdadi podía estar allí”, aseguró otro habitante del pueblo. Pero sí estaba. Y el 26 de octubre, durante un ataque de fuerzas especiales estadounidenses, murió al hacer estallar bombas que llevaba consigo en el refugio.
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