Sarit Rosenblum
Sarit Rosenblum.
Dana Kopel
Testeos de COVID-19 en el aeropuerto internacional Ben Gurion.

Una repetición de marzo de 2020

Opinión. La variante de India, los errores en el aeropuerto, la eliminación de las restricciones y la obsesión por viajar al extranjero pueden devolver a Israel a los primeros días de la pandemia.

Sarit Rosenblum - Adaptado por Tom Wichter |
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Quien haya seguido de cerca la situación del coronavirus en Israel en los últimos días no pudo evitar sentir que vive lo mismo que al inicio de la pandemia: otra vez infecciones que se propagan y acusaciones cruzadas entre ministerios.
En todo el mundo el virus suma mutaciones peligrosas y la vulnerabilidad global se intensifica cada día. El que pensó que Israel era inmune a la cepa de India pecó de inocencia. Es una variante mucho más contagiosa que la inglesa y por eso cualquier infección, especialmente cuando se retiraron todas las medidas de protección, provocará un brote importante entre más de tres millones de israelíes que no se vacunaron, entre ellos niños y jóvenes.
Si a eso se le agrega las tensiones por el fracaso de los controles en el aeropuerto Ben Gurion, decisiones políticas populistas como el permiso para quitarse las mascarillas en espacios cerrados y la locura frenética por viajar al exterior, el viaje hacia al pasado no queda tan lejos.
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Coronavirus Aeropuerto
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Testeos de COVID-19 en el aeropuerto internacional Ben Gurion.
(AFP)
Hay diferencias significativas respecto de lo que pasaba en marzo de 2020. La principal es que dos tercios de los habitantes del país están vacunados, y esto alcanzaría para evitar una morbilidad muy generalizada y una sobrecarga en los hospitales. Pero no hay garantías de que se pueda evitar el resto de las molestias y dificultades que experimentó Israel en 2020.
Lo que ocurrió en los últimos días exige que el Estado de Israel actúe. El nuevo gobierno deberá decidir cómo evitar los nuevos brotes y prevenir infecciones masivas a nivel nacional. A su vez, el primer ministro Naftalí Bennett, quien predicó una política estricta de cero contagios cuando estuvo al frente del ministerio de Defensa, deberá demostrar ante la sociedad que está dispuesto a liderar una gestión firme y agresiva de estos nuevos casos, aunque eso repercuta en su popularidad.
El que pensó que Israel era inmune a la cepa de India pecó de inocencia. Es una variante mucho más contagiosa que la inglesa y cualquier infección provocará un brote importante entre más de tres millones de israelíes que no se vacunaron.
La conducta individual es igual de importante. Si bien Israel volvió a la normalidad, en el resto del planeta el virus sigue arrasando y vale la pena pensar dos veces antes de viajar al extranjero. Quien pretenda cruzar las fronteras de Israel debe entender que la vacuna no es un certificado que garantiza inmunidad. Las infecciones de coronavirus aumentan, y un tercio de los detectados la semana pasada eran israelíes completamente vacunados.
El que viaje, sin importar a dónde, debe tener en cuenta que puede infectarse e infectar a otros con nuevas variantes. Y si esa persona insiste en viajar, su deber moral y nacional es respetar las condiciones de aislamiento a su regreso.
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