Avi Weiss
Avi Weiss
AFP
La entrada al campo de Auschwitz-Birkenau

¿Por qué una iglesia todavía opera en los antiguos cuarteles nazis de Auschwitz-Birkenau?

Opinión: la existencia del lugar de culto católico en el campo de exterminio representa la mayor violación a la memoria de las víctimas del Holocausto.

Avi Weiss (JTA) - Adaptado por Iñaki Landivar |
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Con el 75º aniversario de la liberación de Auschwitz cada vez más cerca, los sobrevivientes se están preparando para reunirse y conmemorar el evento, mostrando su fe en la vida sobre la muerte. Los líderes políticos y religiosos de todo el mundo también estarán allí, declarando que lo que sucedió en ese oscuro abismo jamás volverá a suceder.
Pesando sobre la mente de todos los reunidos estará lo que hoy es la mayor violación a la memoria del Holocausto: la iglesia en Birkenau.
Desde casi cualquier lugar en Birkenau uno puede ver las inmensas cruces de la iglesia proyectando sus sombras sobre el campo de exterminio. Unos 1,1 millones de judíos fueron asesinados en el campo, constituyendo el 95% de sus víctimas. El edificio de la iglesia una vez funcionó como la sede del comandante nazi. Prisioneros judíos, especialmente mujeres, fueron torturados y violadas allí.
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Campo de exterminio de Auschwitz
Campo de exterminio de Auschwitz
La entrada al campo de Auschwitz-Birkenau
(AP)
Con los años, me he vuelto cada vez más sensible a los asuntos interreligiosos, incluida la importancia de construir y mantener buenas relaciones entre judíos y católicos. Aun así, la iglesia de Birkenau no pertenece al cementerio judío más grande del mundo.
La iglesia, que sigue siendo operativa y completamente funcional hasta el día de hoy, representa una de las amenazas más inminentes a la integridad de la memoria del Holocausto. Viola un acuerdo solemne firmado en 1987 por los cardenales europeos y los líderes judíos europeos de que "no habrá un lugar de culto católico permanente en el sitio de los campos de Auschwitz y Birkenau" y la Convención de la UNESCO de 1972 sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural.
Con los campos en decadencia, y cuando los sobrevivientes se hayan ido, y cuando nosotros, la segunda generación, también nos hayamos ido, todo lo que quedará en Birkenau serán la iglesia y sus cruces.
En los tiempos oscuros del Holocausto, la Iglesia Católica dio la espalda a los judíos desesperados por ayuda. Si bien hubo "gentiles justos" que, con gran riesgo, salvaron vidas judías, el Vaticano no se encontraba en ninguna parte.
Yo y otros hemos estado pidiendo durante décadas que la iglesia se traslade. En 1995, durante el 50° aniversario de la liberación de Auschwitz, participé en una sentada en la iglesia y fui arrestado. Cuando nos llevaron a la estación de policía, nos ordenaron desnudarnos. Miré incrédulo al policía y le dije: "¿No han despojado a suficientes judíos en este lugar?"
Al describir el establecimiento de la iglesia de Birkenau en su libro "La espada de Constantino: la iglesia y los judíos", el ex sacerdote James Carroll escribió: "Cuando se cree que el sufrimiento sirve a un plan universal de salvación, su carácter particular de trágico y malvado es siempre disminuido (...) La eliminación del judaísmo en lugar donde judíos fueron eliminados empeora el mal”.
Cuando protestamos por primera vez hace más de tres décadas por la presencia de otra presencia cristiana en los campos de concentración, el convento carmelita de Auschwitz, los lugareños nos recordaban que Auschwitz es un nombre alemán. Sólo sabían de Oswiecim, el nombre polaco de la ciudad. Era su forma de decir que Polonia no tenía nada que ver con lo que ocurrió en ese sitio.
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Manifestantes judíos
Manifestantes judíos
Manifestantes judíos protestan contra la iglesia de Birkenau.
(Robert Kalfus)
La medida en la que Polonia fue cómplice del Holocausto es un tema de debate serio que se ha visto agravado por los recientes intentos del gobierno de criminalizar las referencias a la complicidad polaca en las atrocidades nazis. Lo que no está en debate es que la iglesia de Birkenau opera hoy con la aprobación del gobierno. El gobierno polaco tiene el poder de exigir que la iglesia se traslade a otra parte, una acción que dejaría en claro que cuando Polonia tiene el control, hace lo correcto.
Para ser claros, no estamos sugiriendo que las personas que viven en el pueblo de Birkenau sean privadas de su iglesia parroquial. Se debe construir una iglesia para ellos en el pueblo, lejos del campo.
El papa Francisco también tiene el poder de hacer la diferencia. En lo que respecta al convento carmelita, las monjas que habían ocupado un edificio en Auschwitz I, en el cual los nazis habían almacenado contenedores de Zyklon B, sólo lo desocuparon tras la insistencia de Juan Pablo II, y el convento fue cerrado. El papa Francisco puede dar un paso al frente y hacer lo mismo en lo que respecta a la iglesia de Birkenau.
El 27 de enero, con motivo del 75° aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, estaremos allí mientras los sobrevivientes y los dignatarios se reúnen para la ceremonia de conmemoración. A su conclusión, caminaremos la corta distancia a la iglesia de Birkenau, levantaremos nuestras pancartas y, con dignidad y paz, exigiremos que la iglesia sea sacada del campamento.
La protesta del convento carmelita, junto con las acciones de la comunidad judía, llevó al cierre del convento. Nuestra esperanza es que ahora, también, los sobrevivientes y otras buenas personas reunidas en la conmemoración de la liberación de Auschwitz se unan a nosotros para levantar una voz de conciencia moral, de conciencia judía, en nombre de los seis millones que no pueden hablar por sí mismos, nuestros hermanos y hermanas cuya "sangre llora desde el suelo" exigiendo justicia.

Rabino Avi Weiss Fundador del Instituto Hebreo de Riverdale y presidente de AMCHA-Coalición para Asuntos Judíos
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