Chen Artzi Sror.
Chen Artzi Sror.
Ynet
Voluntarios distribuyen alimentos durante la pandemia.

Sociedad israelí: cura te ipsum, cúrate a ti misma

Opinión. A pesar de la falta de confianza en los líderes, el pueblo de Israel debe trabajar en conjunto para revitalizar el sentido de responsabilidad y cuidado mutuo, con el fin de encontrar el camino de regreso a un abrazo compartido.

Chen Artzi Sror - Adaptado por Adrián Olstein |
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El domingo a la mañana, en plena celebración del Año Nuevo Judío, decenas de niños y adultos se pararon uno al lado del otro en el parque debajo de mi casa, todos con máscaras y respetando entre sí una distancia razonable, a la espera del sonido del shofar. Fue el toque de shofar más hermoso y sin embargo más triste que jamás haya escuchado.
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Voluntarios distribuyen alimentos durante la pandemia.
Voluntarios distribuyen alimentos durante la pandemia.
Voluntarios distribuyen alimentos durante la pandemia.
(Oficina de Prensa de Israel)
El sonido crudo y roto del shofar hizo eco de la tristeza y la angustia que anida en nuestros corazones. Pero también del sentimiento de solidaridad y responsabilidad mutua. Escuchar el shofar permitió a cada uno desde su lugar cumplir con el mandamiento de la festividad y al mismo tiempo respetar las regulaciones de salud.
Se acerca Yom Kipur. Las sinagogas ya se preparan para alojar servicios de oración al aire libre e incluso para llegar hasta las personas que deben permanecer aisladas en sus hogares.
Entre las tareas propias del trabajo y las clases a distancia de los niños, intenté reunir estos fragmentos de optimismo. La maestra de educación especial que trabaja hasta la madrugada para crear un espacio virtual cálido y seguro para sus alumnos; los trabajadores de servicios de emergencia que trabajan tantas horas que no tienen tiempo de ver a sus familias; la maestra de jardín de infantes que compartió con los alumnos una variedad de actividades preparadas con cariño y cerró la sesión de zoom con dos simples palabras para los niños: los amo.
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Profesionales de la salud trabajan en el Centro Médico Rabin.
Profesionales de la salud trabajan en el Centro Médico Rabin.
Profesionales de la salud trabajan en el Centro Médico Rabin.
(Eli Levy)
Durante años, la sociedad israelí se ha sentido orgullosa de su calidad humana. Se pueden encontrar en ella una gran cantidad de personas inspiradoras. En tiempos de adversidad, sabe cómo tender una mano y ayudarse mutuamente sin preguntas ni condiciones. Esta es la belleza de Israel. Es su pueblo. Apasionado, servicial, inventivo, soñador y misericordioso.
La mayor tragedia de esta pandemia es la sociedad fracturada que nos deja: ya no somos capaces de reconocernos a nosotros mismos ni a esas mismas personas a las que tanto amamos. La sospecha es el pensamiento por defecto y las teorías conspirativas son la norma.
¿Por qué deberíamos creer en líderes que cambian de opinión día por medio? ¿Por qué deberíamos creer en un primer ministro cuyo asesor rompió a sabiendas las reglas de aislamiento que todos los demás deben seguir? ¿Cómo se puede pedir disciplina cuando cada sector de la sociedad actúa por propia voluntad y para sus propios fines?
En un mundo ideal, el gobierno estaría aprovechando Yom Kipur para pedir perdón al público israelí y habría presentado sus objetivos de largo plazo, sus parámetros de éxito y sus planes alternativos.
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Un hombre ultraortodoxo toca el shofar en una playa de Tel Aviv durante el cierre general.
Un hombre ultraortodoxo toca el shofar en una playa de Tel Aviv durante el cierre general.
Un hombre ultraortodoxo toca el shofar en una playa de Tel Aviv durante el cierre general.
(EPA)
En este mundo frío, sin confianza ni liderazgo, todo lo que podemos hacer es recomponernos. Tomará tiempo, es cierto, pero es vital que lo hagamos. Debemos protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Debemos levantar la cabeza y crear un poco de optimismo a nuestro alrededor, ofreciendo ayuda, preguntando por los demás o cultivando el aprendizaje de cosas nuevas.
Debemos poner en movimiento esos músculos que se atrofiaron durante la pandemia, los que nos hacen ser quienes somos y la sociedad que podemos y debemos ser.
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